El sexo lleva a un estado de satisfacción que suele venir precedido de un deseo por mantener contacto con otra persona de manera íntima. El deseo sexual es una parte muy importante en las relaciones sexuales y cuenta con determinados ‘síntomas’ que nos pueden hacer ver que se tienen ganas de mantener relaciones solo o en compañía de otra persona.
El deseo sexual es un impulso que hace que las personas busquen el contacto e interactúen sexualmente entre ellos. Tener esas ganas de sexo viene influenciado por numerosos motivos, ya sean biológicos, sociales o culturales que intervienen en ese sentimiento de deseo. Puede estar incentivado por factores externos o internos. Autores como Masters y Johnson han investigado y teorizado sobre el deseo sexual y han llegado a un modelo igual tanto para hombres y mujeres sobre cómo se produce teniendo como fases la excitación, meseta, orgasmo y resolución.
Algunos expertos como Helen Singer Kaplan añaden el deseo sexual antes de la fase de excitación en el que habría entonces deseo, excitación y orgasmo. por el deseo sexual, la excitación y el orgasmo durante el sexo.
Mujeres: cómo saber si tienes ganas de sexo
Las ganas de tener sexo en una mujer depende algunos factores y que pueden estar también determinados por las emociones y las hormonas. Además, el deseo sexual puede ser mayor o menor dependiendo de la época, de momentos de estrés, del estilo de vida o de cómo te sientas de feliz en ese momento de tu vida. Pero existen varios ‘síntomas’ que indican si una mujer tiene deseo sexual.
La excitación femenina va acompañada de cambios psicológicos, neurofisiológicos, hormonales y vasculares que van variando según se alcanza la excitación sexual o el orgasmo.
¿Qué siente una mujer cuando tiene ganas de sexo? ¿Cómo identificar la excitación femenina a la hora de mantener relaciones sexuales? Algunos de los signos son:
- Aumento de la presión sanguínea.
- Aumento del ritmo cardiaco.
- Aumento del ritmo de la respiración.
- Aumento de la temperatura en los pezones y labios vaginales.
- El clítoris se vuelve más sensible debido a la cantidad de sangre.
- La vagina se lubrica y se expande preparando anatómicamente para la penetración.
- Mayor sensibilidad a la estimulación en las zonas más erógenas como la vulva, clítoris, los labios vaginales, la vagina, el ano y el perineo.
- Mayor sensibilidad a la información sensorial en los senos, los labios, la boca, la lengua y la espalda.
¿Y los hombres?
En el caso de los hombres, la excitación sexual se manifiesta también con un aumento de la presión sanguínea (presión arterial), del ritmo cardiaco (latidos del corazón), el ritmo de la respiración y la temperatura, además, durante la excitación sexual, los impulsos nerviosos aumentan el flujo sanguíneo las estructuras cilíndricas y esponjosas (cuerpos cavernosos) del pene, esta afluencia repentina de sangre provoca una erección al expandir, enderezar y endurecer el pene.
¿Cuándo se tienen más ganas de sexo?
Las ganas de tener actividad sexual dependen en muchos momentos de cómo nos sentimos a nivel anímico y emocional. Depende también de la química o nivel de atracción que se siente por la otra persona e incluso de la confianza que tengamos con esa persona o del ambiente en el que estemos. También influyen factores biológicos que hacen que esas ganas puedan ser diferentes en el caso de los hombres y las mujeres.
Si hablamos de los hombres, el momento ideal suele ser por las mañanas, ya que es cuando sus hormonas sexuales están en su momento más álgido. Por el contrario, en el caso de las mujeres, en ese momento de la jornada es cuando menos ganas se suelen tener ya que es cuando tienen más alta la melatonina o la hormona del sueño. Por esto, de forma general, ellas suelen tener más ganas al caer la noche, cuando el pico de cortisol llega a su punto máximo y se estimula así el deseo sexual.
Cómo aumentar el deseo
Como decíamos, hay momentos o etapas en los que la libido puede decaer, pero podemos poner en marcha algunos consejos para tratar de aumentar nuestras ganas de tener sexo.
-Intenta reducir el estrés. Uno de los síntomas del estrés es la disminución del deseo sexual. Una encuesta realizada por la BBC determinaba que el 45 por ciento de los encuestados afirmaba que el estrés afectaba a su deseo sexual. Gestionar esos momentos de tensión, siempre que sean puntuales, puede hacerse llevando a cabo técnicas de meditación, practicando ejercicio físico a diario, yoga o técnicas de respiración que nos ayuden a estar más relajados.
-Sal de la rutina. Si vives en pareja y crees que estás en un momento de monotonía en el tema sexual, apuesta por ser creativo, habla con tu pareja y tratad de buscar momentos para vosotros en los que podáis poner en práctica vuestra intimidad. Sé creativo, hablad de lo que os excita y tratad de ponerle un punto de picante a vuestro día a día.
-Duerme bien. Dormir es clave para una vida más sana y feliz y también para un sexo más satisfactorio. La falta de sueño puede influir en el deseo sexual e incluso puede dificultar llegar al orgasmo en el caso de las mujeres. Intenta dormir al menos ocho horas y acuéstate siempre a la misma hora.
-Ejercicios de Kegel. Tienen más que ver con la excitación y con ser un facilitador orgásmico, que con el deseo en sí mismo, pero pueden servir de ayuda para fortalecer los músculos y favorecer la irrigación sanguínea de la zona.
-Comunícate. Si estás pasando por un momento de bajón en la libido, habla con tu pareja. Quizá él o ella pueda pensar que sucede algo más en vuestra relación de pareja y no se atreva a preguntar. Da tú el primer paso y verás como con la comunicación juntos podéis encontrar una solución.
-Busca ayuda. Si crees que no eres capaz de superar ese momento solo, acude a un terapeuta para que te ayude y te dé las claves necesarias para recuperar el deseo sexual y disfrutar de unas relaciones sexuales más sanas y satisfactorias.
