Nuestro planeta pide (y merece) una segunda oportunidad y la economía circular puede dársela. Al planeta y a millones de productos surgidos de las actividades económicas humanas y que hasta hace muy poco estaban condenados a convertirse en residuos contaminantes al finalizar su vida útil. “En un contexto en el que los precios de las materias primas están disparados, la reutilización de compuestos y componentes permite abordar los procesos de fabricación de un modo mucho más sostenible, tanto desde un punto de vista económico como medioambiental”, señala Javier Sardinero, responsable del proyecto de reciclaje de baterías de Endesa.
Una iniciativa pionera en esta forma de pulsar el botón de reinicio para el medioambiente se encuentra en la localidad leonesa de Cubillos del Sil. Allí una alianza entre Endesa y Urbaser, a través de su filial especializada en gestión de residuos, Sertego, va a permitir la construcción de la que será la primera planta de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos de la península Ibérica. La nueva empresa conjunta gestionará la recogida de baterías eléctricas, su almacenamiento temporal seguro y su transporte a Cubillos del Sil para su tratamiento. La planta, que dará servicio a España y Portugal, está previsto que entre en funcionamiento a finales de 2023.
Dos veces circular
El proyecto tiene una ambición doblemente circular. Por un lado, por la propia actividad a la que esta destinado: la recuperación de baterías eléctricas de cara a su posterior reutilización. “Una parte muy importante de la actividad de la planta consistirá en realizar una diagnosis de esas baterías que vayamos recogiendo para determinar en qué estado se encuentran. Se trata de baterías procedentes de plantas de fabricación y talleres, que son rechazas por defectuosas, porque proceden de vehículos accidentados o porque han llegado al final de su vida útil. Con esas baterías creamos un ‘batery pack’ y se determina si pueden ser recuperadas en su totalidad, o bien qué módulos o células son reutilizables y qué componentes son puro descarte”, explica Sardinero.
Aquellas baterías o sus partes que no puedan ser rehabilitadas serán descargadas eléctricamente, desmontadas y sometidas a un proceso de separación y trituración destinado al reciclaje de materiales como plásticos, aluminio, cobre, o del llamado “black-mass” (fracción rica en metales estratégicos como cobalto y níquel, esenciales para la fabricación de nuevas baterías). Con capacidad para tratar 8.000 toneladas al año, la nueva planta evitará que esas baterías acaben en algunos de los dos únicos destinos que en la actualidad aguardan a este tipo de residuos en España: los vertederos o la exportación.
Alimento para las fotovoltaicas
La vocación circular del proyecto está también presente en el destino que se quiere dar a estas baterías recicladas. “El último paso de la electrificación es preguntarse ¿qué podemos hacer con aquello que nos ha servido para electrificar?”, reflexiona Javier Sardinero. La respuesta a esa pregunta que propone Cubillos del Sil es… volver a proporcionar energía. “Muchos de estos componentes y baterías recuperadas formarán parte de soluciones híbridas de energía fotovoltaica a pequeña escala para comercios, hogares y clientes particulares que necesitan una batería para almacenar su energía”, dice el responsable de Endesa.
Un proyecto de revitalización para el Bierzo
La segunda dimensión circular de esta iniciativa está en su misma génesis. La nueva planta forma parte del Plan Futur-e de Endesa, por medio del cual la compañía energética facilita la creación de proyectos alternativos con los que paliar los efectos que para la población y la economía locales supone el final de operaciones de su central térmica de Cubillos del Sil, en cumplimiento de los objetivos medioambientales marcados por Bruselas.
La nueva planta de reciclaje de baterías es, de hecho, uno de los siete proyectos aprobados recientemente por el Ministerio de Transición Ecológica, la Junta de Castilla y León, las alcaldías de Ponferrada y de Cubillos del Sil, la Universidad de León y Endesa dentro de este plan, a los que se ha llegado a través de un concurso internacional de ideas. Además, Endesa agrega al proceso otras medidas como el desarrollo de 625 megavatios (MW) renovables en la zona, la organización de cursos de capacitación profesional o la priorización de mano de obra local en el desmantelamiento de la antigua central térmica.
El proyecto brinda una renovada identidad sostenible a la central de Cubillos del Sil y creará nuevos puestos de trabajo directos e indirectos
Un desmantelamiento con matices. El Plan Futur-e prevé la ocupación del terreno de la vieja central térmica para albergar algunos de los nuevos proyectos, así como el uso de equipos y otras infraestructuras de la antigua instalación. Un proceso de ‘desmantelamiento circular’ que también brinda una nueva oportunidad y una renovada identidad sostenible a la central de Cubillos del Sil y que creará centenares de puestos de trabajo directos. “Entre las prioridades que nos marcamos con estos proyectos estaban que fueran económicamente sostenibles, positivos para el medio ambiente y generadores del mayor número de empleos posible”, relata Javier Sardinero.
Y es que, al margen de su componente medioambiente ambiental o económico, el proyecto está concebido para revitalizar la comarca. “Hay mucha gente que dependía directa o indirectamente de la actividad de la planta. Estos nuevos proyectos abren una ilusionante ventana al futuro y sirven para mantener empleos y crear nuevas opciones de trabajo”, asegura este experto.
La regulación europea, que obliga a los fabricantes a incorporar elementos reciclados en las nuevas baterías parece dar la razón a quienes piensan que la nueva vida de Cubillos del Sil tiene todo el sentido del mundo. Su responsable lo tiene claro: “Es un proyecto de futuro, no algo que se haga para cumplir el expediente y que dentro de tres años desaparezca. En España no había una solución para el final de las baterías de vehículos eléctricos y ahora, gracias a la planta de Cubillos de Sil, la hay".