Apagado el lógico sofocón tras bajarse del coche en Australia, Fernando Alonso parece el único que conserva cierta calma y mantiene la esperanza en una mejoría de Ferrari para las próximas carreras.
El goteo de declaraciones de personajes tan importantes como Stefano Domenicali, director deportivo de la Scuderia, o Kimi Raikkonen, piloto oficial y compañero de Alonso, invitan poco menos que a bajar la persiana de Maranello o, como mucho, ponerse a pensar ya en el Ferrari del 2015.
"Estamos atrás", declaró Domenicali. Y se queda tan pancho, cuando es el principal responsable de un equipo que encadena fracaso tras fracaso desde 2008.
"Es difícil asegurar la posición en la que estamos. Tenemos problemas que hemos mejorado pero que aún no están resueltos -añade el director italiano-, así que lo que tenemos que hacer en los próximos días es trabajar en la fábrica e intentar acelerar el proceso de recuperación que necesitamos".
A esa visión posibilista se une la advertencia de Raikkonen sobre la imposibilidad de saber cuánto tiempo tardarán en llegar esas soluciones. Un discurso el del finlandés tan claro como desmoralizador.
En caliente, Alonso dijo que lo visto en Australia "es lo que hay". Y no ocultó que "acabar la carrera a 35 segundos del ganador es algo que hay que mirar".
Pero horas después se sobrepuso y, en declaraciones a Autosport, el español se erigió de nuevo en líder de Ferrari: "Melbourne fue la primera carrera de la temporada, no se puede decir ni quién va a ganar o perder el Mundial. Lo importante es mantener la calma y hacerlo mejor en el próximo Gran Premio, tratando de averiguar cuáles son los aspectos que debemos mejorar, y aquellos en los que estamos fuertes".
