La salida de Emili Ricart, preparador físico que llegó al Barça con Pep Guardiola, se debe precisamente a eso: a su relación con Pep Guardiola. Mientras otros miembros del cuerpo técnico azulgrana como Carles Planchart o Domenec Torrent tienen una oferta de Pep para irse al Bayern, Ricart simplemente terminaba contrato y el club no se lo ha renovado. Lo mismo ocurre con otros muchos técnicos del fútbol base, donde la incertidumbre es absoluta y todo lo que huele a Guardiola quiere ser desterrado.
No es de extrañar que Jordi Roura y Aureli Altimira sean los únicos hombres de confianza que le quedan a Vilanova. Eusebio, técnico del filial al que recientemente se le ha renovado, no cuenta. Pero, ahí no queda el tema, pues a Tito también le están moviendo la silla. Por más que él se aferre al banquillo, algo tan humana como profesionalmente comprensible, y que Sandro Rosell no se atreva a plantearle una salida que en otras circunstancias ya habría ejecutado, el caso es que en el club han manejado y manejan varios candidatos para sustituir a Vilanova.
El preferido de Andoni Zubizarreta es Ernesto Valverde. Bueno, en realidad era. Primero, porque todo apunta a que el Txingurri será el sustituto de Bielsa en el Athletic. Y, segundo, porque el peso del director deportivo es cada vez menor. El nombre que más gusta a Sandro Rosell, al margen de Scolari, a quien su condición de seleccionador brasileño le descarta, es el de Luis Enrique. Sin embargo, y en otra prueba más de esa 'guerra civil' que se vive en el Barça, algunos jugadores ya le han hecho saber al presidente que no quieren al asturiano ni en pintura.
Cabe recordar que Luis Enrique fue el primer entrenador con el que Rosell contactó cuando empezó a intuir que Guardiola no seguiría. El entonces técnico de la Roma abandonó el filial del Barça después de tres temporadas por falta de 'feeling' con Pep, a quien precisamente sustituyó en el cargo. Al final, y en una medida que siempre ha parecido tan improvisada en el fondo como desleal en las formas, fue Vilanova quien relevó a Guardiola, mientras que Luis Enrique, tras su mencionado y fugaz paso por la Roma, se quedó sin equipo y desde entonces no ha vuelto a entrenar.