La liebre saltaba en 'Cancha Llena', el sitio web deportivo afiliado al prestigioso diario argentino La Nación. Allí, el periodista Gonzalo Espáriz firmaba una columna titulada "Si Don Alfredo fue grande, Cruyff lo fue aún más" que ha arreciado el debate en torno a dos símbolos inmortales dentro del altar del fútbol que, sin embargo, aglutinan a segmentos sociales tan diferentes (e irreconciliables) como el madridismo y el barcelonismo.
"Soy madrileño, de familia madridista y socio-abonado del Real Madrid desde hace más de dos décadas, a pesar de que la última la he vivido a miles de kilómetros de distancia -confesaba Espáriz-. Con esas credenciales, comprenderán que no es fácil rendirse al mayor ídolo del eterno rival, ese que cuando yo era niño sufría de madriditis y que ahora nos tiene a los blancos de unos años a esta parte enfermos de una barcelonitis galopante".
"Ahora el fútbol ya no es para mí lo mismo -proseguía-. Sé que arriesgo la excomunión, pero creo de cabeza y de corazón que si grande fue Don Alfredo, Johan Cruyff lo fue aún más. Soy un hereje, lo sé. Pero me da igual. He estado en lo alto de la montaña y he visto la tierra prometida. Hoy soy feliz, no estoy preocupado por nada, no temo a nadie. Gracias, Cruyff".
Unas polémicas líneas que han avivado el debate: ¿ha superado la figura del holandés a la del icono de Barracas?