Esa vez una inoportuna lesión (sobrecarga en el abductor del muslo izquierdo) le impedirá participar en el encuentro ante el Betis. Otra vez fuera del escenario y van... Aunque sinceramente su papel esta temporada en el Atlético de Madrid está siendo absolutamente secundario. Nada nuevo desde que Simeone maneja el equipo rojiblanco. El Cholo maneja y decide; y Óliver Torres nunca ha tenido protagonismo con él.
A nadie en el Calderón le sorprende ya el divorcio entre entrenador y jugador. Cierto es que la temporada arrancó con una mayor presencia de Óliver Torres en el once titular, en esa búsqueda del Cholo de un mejor juego. Apostando por la calidad. El canterano fue perdiendo sitio y sus actuaciones disminuyeron hasta abrir una brecha que planteó un escenario en el mercado invernal de una posible salida. Ofertas nunca han faltado, Italia y Alemania principalmente, pero entonces se decidió continuar hasta junio con la anuencia de Simeone. En verano, será oro cantar.
Tras sumar dos partidos completos con la Sub-21 (Croacia y Noruega), el parte médico ofrecido por el club disipa las dudas sobre su ausencia de esta convocatoria, tercera consecutiva esta campaña. Pero no han sido las únicas. Lo llamativo en este 2016 es que Óliver ha sido señalado claramente por el Cholo. Ante el PSV en Champions y luego en Liga frente al Sporting, Simeone no le tuvo en cuenta. Decisión técnica. Exclusivamente. Responsabilidad del entrenador argentino.
Atrás queda la portentosa exhibición en 30 minutos saliendo desde el banquillo frente al Éibar. Óliver en su mejor versión. Las siguientes oportunidades se redujeron y tampoco fueron muy significativas. Un futbolista que, según Simeone, "lo tiene todo", pero no todo lo que pide o necesita el Cholo. Eso quizá es lo que más les separa, la manera de ver el fútbol de uno y otro, pero subyacen otras causas que podrían haber acrecentado el distanciamiento.
Siendo uno de los canteranos de más calidad de la plantilla, o posiblemente el que más, no ha dado ese paso al frente que sí dio Saúl, otrora Koke, y hasta Lucas en las escasas pero meritorias apariciones. No es el ojito derecho de Simeone, está claro, pero en las rarezas del Cholo también aparece el caso de otro 'jugón'. Aquel Diego brasileño por el que tanto suspiró el técnico argentino para una segunda etapa rojiblanca que, sin embargo, después acabó en tinieblas.
A Óliver se le exige mucho. Dentro y fuera del campo. Y Simeone no quiere distracciones ni excesivo ruido mediático. El canterano lo genera por su enorme calidad, pero en el campo no responde a lo que exige la esencia del cholismo. Por eso tuvo que rodar cedido en Villarreal y en el Oporto. El Atlético encara el final de curso y las dudas se acumulan, porque será difícil, por no decir imposible, ver al '10' asumiendo el peso en un partido desde el once inicial. Óliver, un genio incomprendido por Simeone, un prodigio por el que suspiran muchos y que seguramente acabará saliendo del Manzanares. Su destino está dirigido hacia el Borussia Dortmund, club donde hace dos veranos ya se sopesó su fichaje con Klopp todavía de entrenador. Esa operación se desmontó al final y tenía mucho más cuajo porque aparecía otro 'jugón' en escena: Marco Reus...
