El día amaneció con la noticia adelantada por ‘La Vanguardia’ sobre su posible dimisión como presidente del FC Barcelona y fue a media tarde cuando el propio Sandro Rosell la confirmó en una comparecencia en la que, como se ha convertido en lamentable costumbre, no se admitieron preguntas.
Presionado por la investigación judicial del contrato del brasileño Neymar, Rosell anunció su decisión irrevocable tras una reunión extraordinaria de su Junta programada para las 18:00 horas y en la que algunos de sus directivos intentaron convencerle para que siguiera, aunque para ello tuviera que delegar sus funciones.
Rodeado de una tremenda expectación, el ya ex presidente del Barcelona tardó más de una hora en comparecer ante los medios en la sala de prensa del Camp Nou, pues su presencia estaba prevista para las 19.30 y no apareció hasta pasadas las 20.45. Rosell estuvo acompañado de su mujer, Marta Pineda, y de su hermano, Sergi, además de sus directivos. Sentado junto a su vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu, el ya ex presidente tomó la palabra y se remontó a las elecciones en las que fue elegido. "En estos cuatro años hemos disfrutado y sufrido", dijo, para empezar hablar de obstáculos extradeportivos. Sacó pecho por los logros deportivos logrados bajo su mandato y habló del liderazgo mundial del Barça, a la que unió su gestión económica.
"Mi familia y yo mismo hemos sufrido ataques que me han hecho pensar si merecía seguir", añadió Rosell, para hablar directamente de la "injusta y temeraria acusación" que ha terminado con la querella admitida a trámite. "Creo que mi etapa ha terminado y presento mi dimisión de manera irrevocable".
Bartomeu, presidente hasta 2016
Josep Maria Bartomeu será el nuevo máximo dirigente del Barcelona, tal y como aprobó la Junta por unanimidad. Los estatutos del club prevén la sustitución del presidente durante el mandato sin que esta provisión del cargo altere su duración ni se interrumpa. La intención de la Junta es que Bartomeu siga en el cargo hasta 2016, fecha de finalización del mandato de la actual directiva. Cuando tomó la palabra aseguró que se mostrará "firme, con exigencia y máximo respeto" ante todos los estamentos políticos, judiciales y deportivos que afecten al club.
Sandro Rosell se reunió por la mañana con su segundo, con Javier Faus, el director general, con Antoni Rossich, y con el nuevo director de comunicación, Albert Montagut, para analizar un futuro cada vez más negro como presidente azulgrana. Viendo la posibilidad de ser imputado por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, Rosell no quiere seguir como presidente. "Está cansado y enfadado", declaró una fuente.
El grueso de la junta directiva también se planteó renunciar a continuar en el club en unas futuras elecciones. El único que estaría dispuesto a continuar sería el vicepresidente Carles Vilarrubí, quien podría tomar el relevo como candidato.
El socio Jordi Cases fue quien abrió este proceso al presentar una demanda contra Rosell por irregularidades en el contrato de Neymar. El pasado lunes, El Mundo publicó que el jugador habría costado 95 millones de euros y no los 57,1 que siempre han defendido los actuales gestores del Barça.
El martes, Sandro Rosell ofreció una rueda de prensa, aunque también sin preguntas, para negar esa información y pidió al juez Ruz que le citase a declarar. Fue horas antes que el magistrado de la Audiencia Nacional admitiera a trámite la querella. Los dirigentes del club catalán respondieron reclamando que se inhibiera del caso al juez Ruz y que la causa se trasladara a Barcelona, algo que no es posible al haberse cometido el posible delito en el extranjero.