Castigo, tortura y al final, tiro de gracia. Así está negociando la Bolsa española, que suele comenzar titubeante, para luego iniciar un sostenido descenso y, por último, los inversores le dan el último apretón hasta los mínimos del día. La renta variable doméstica demuestra así ser un auténtico pim-pam-pum de los operadores. El miércoles sufrió la mayor caída del año y este jueves ha seguido la misma senda, pese a una apertura apacible.
La buena subasta de deuda a 10 y 2 años insufló una ligerísima calma que demostró ser poco duradera. Al cierre, el indicador merodeaba cerca de la zona de mínimos intradiarios, desde una apertura de 7.151 y los especuladores echaron el resto para que cerrara en 6.908 puntos (el mínimo intradiario estuvo sólo un punto por debajo), un 2,42% en negativo. Por supuesto, el índice selectivo doméstico volvía a ser el peor indicador de la Eurozona y se deja ya la friolera de un 20% desde el 19 de marzo.
Un desplome en toda regla que va más allá de motivos fundamentales. Un gestor de carteras comentaba que “esta es la sexta vez desde que empezó la crisis que la Bolsa española se hunde en esas proporciones a lo largo de un mes, por lo que lo que toca es calma y ser conscientes de que hay una enorme volatilidad que tiene aspecto de durar. Es que no se puede decir mucho más”.
Aun así, los datos sobre el mercado son demoledores. El Ibex es el peor índice de la Eurozona, con un 13% de caída anual. Sólo Milán cede terreno, pero mientras París, Londres y, sobre todo Frankfurt avanzan. El parqué germano se anota un 13% anual y corrobora que todo lo alemán está de moda ahora mismo y tiene una prima añadida como refugio de inversiones.
Al cierre, Repsol fue de nuevo la compañía más penalizada, con un 4,77% a la baja. La banca, las constructoras, Iberdrola, Endesa y Telefónica se hundieron con estrépito también, en un proceso vendedor que no perdona a nadie.
Sólo Amadeus resistió, concentrando la práctica totalidad de las compras. La compañía se anotó un 5% al alza, impulsada por el anuncio de un acuerdo alcanzado con Expedia en EE UU de distribución de contenido sobre viajes para el mercado norteamericano. La reacción del mercado a esta novedad parece algo excesiva, aunque ahora, todo lo que esté al otro lado del Atlántico (y no sea latinoamericano) tiene mucho más glamour que lo doméstico.
Por su lado, las operadoras de redes energéticas (Red Eléctrica y Enagás) ofrecen también seguridad al inversor. La primera repuntó casi un 2%, mientras la segunda aguantó sin caer.
Con la deuda así, imposible
La subasta del Tesoro ha ido bien, pero no ha logrado calmar a los mercados. Haría falta un recorte sostenido de rentabilidad y prima de riesgo para serenar los ánimos. Aunque no parece algo inminente. Según expertos de Ahorro Corporación, a cierre de marzo, los bancos españoles tienen 88.700 millones de euros depositados en la facilidad de depósito del Banco Central Europeo (BCE), lo que podría suponer un apoyo para las colocaciones de deuda pública española en primario.
Ahora bien, a largo plazo, mientras la demanda extranjera no se recupere, “no esperamos una reducción sostenida de los tipos españoles, algo que sólo se producirá al compás de las reformas estructurales y del cumplimiento de los objetivos de déficit público”.
En la jornada, el bono español a 10 años finalizó en el 5,92%, después de repuntar 10 puntos básicos, lo que colocaba la prima de riesgo en 423 puntos básicos. A media mañana rozaba el 5,80% pero unos inoportunos rumores de rebaja de rating a Francia, desmentidos posteriormente, sirvieron para que se invirtiera la tendencia. Con la deuda en estas cotas, será complicado que retorne la confianza a la renta variable o deberá hacerlo a muy largo plazo, tal como indican los expertos de AC.