La subida de las bases de cotización a la Seguridad Social que va a aprobar el Gobierno de Pedro Sánchez supone que a partir del próximo 1 de enero se incrementará la recaudación, pero a costa de una bajada de sueldo que afectará al 15% de los trabajadores en España.
¿Por qué? La base de cotización es la cuantía sobre la que el Estado calcula cuánto debe pagar cada empresa y cada trabajador a la Seguridad Social (para garantizar la cobertura de contingencias, desempleo, formación y otros conceptos), y en general coincide con el sueldo del empleado.
Sobre esa base (esa cantidad de dinero) se aplica un tipo porcentual y se estima cuánto se debe pagar por cada empleado. La mayor parte corresponde a contingencias comunes (se aplica un porcentaje del 28,30%: un 23,60% lo paga la empresa y un 4,70% el empleado) y la siguiente partida va para desempleo, un 7,05% (5,5% la empresa y 1,70% el trabajador).
Aunque la base suele coincidir con el sueldo, existen un tope por arriba y otro por abajo, lo que se conoce como base máxima y mínima.
La base mínima subirá en 2019 un 22,3% -de 858,60 euros a 1.050,1 euros-, el mismo incremento que experimentará el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que pasará de 735,90 a 900 euros mensuales, por lo que los empleados que ganan este sueldo y que cotizan por esta base verán cómo se incrementa su contribución a la Seguridad Social, pero su subida de sueldo (de casi 165 euros al mes) neutralizará su efecto.
Sin embargo, la subida del 7% que se aplicará en 2019 en la base máxima (que pasará de los 3.803,70 euros actuales a los 4.069,95 euros) sí tendrá un impacto en el sueldo neto que perciben los que cotizan por esa cantidad.
Las empresas, doblemente golpeadas
La base máxima significa que los trabajadores que más ganan sólo tendrán que cotizar a partir del nuevo año por los primeros 4.069,95 euros que cobran al mes, y sobre esa cuantía se aplicará el tipo de cotización. Al subir esa base, su contribución a la Seguridad Social aumentará, lo que supondrá una bajada de su sueldo.
Las empresas también tendrán que pagar más por ellos por lo que se enfrentarán a un doble problema: aumentarán sus costes laborales por tener contratado a un empleado y, además, ese trabajador verá cómo baja su sueldo aunque su compañía le mantenga el salario.
Si se analiza la Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística, que anualiza los salarios, observamos que un 14,7% de la población cotiza por la base máxima al estar percibiendo un sueldo superior el tope (equivalente a unas cuatro veces el SMI), por lo que ese porcentaje sufrirá una reducción de salario a partir de 2019.
La decisión del Ejecutivo de subir las bases de cotizaciones responde a su necesidad de incrementar la recaudación para la Seguridad Social, que se encuentra en situación deficitaria y arroja muchas dudas sobre su capacidad de garantizar el pago de pensiones en el futuro.