Difícil imaginarse un Estado catalán independiente, y que además cuente con su propio sistema eléctrico. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, parece tener muy claro que, de conseguir la soberanía, tendrá el control del recibo de la luz de todos los catalanes y se ha atrevido, incluso, a ofrecer rebajas del precio de la energía de hasta el 30% frente a lo que se paga actualmente: "No estamos hablando de un 3%, sino de un 30%", ha remarcado Mas.
Difícil lo va a tener si se analiza racionalmente, lejos de apasionamientos desaforados, el funcionamiento del sistema eléctrico español y el papel que juega Cataluña en él.
Según los expertos energéticos consultados por Vozpópuli, Cataluña tendría que expropiar las tres centrales nucleares de su territorio, controladas por Endesa e Iberdrola, así como todos los activos de alta tensión y transporte de Red Eléctrica (REE) para intentar tener el control del recibo de la luz, cuya parte regulada se fija desde el Gobierno central.
La distribución (el servicio eléctrico que llega al cliente final), mayoritariamente en manos de Endesa, también tendría que caer bajo el control del nuevo Estado si se quiere manejar todos los resortes del sistema eléctrico.
Ambas decisiones de expropiación chocarían frontalmente no sólo con el Estado español, que controla REE con un 20% del capital, sino también con los intereses de importantes fondos internacionales presentes en el accionariado del grupo de transporte y distribución. Mas también tendría que enfrentarse al grupo estatal italiano Enel, propietario de más del 70% de Endesa.
En el sistema eléctrico actual, Cataluña es importadora neta de energía
Pero todo esto, según los expertos, de llevarse a cabo ("algo impensable", coinciden todos) no serviría para que Cataluña fuera autosuficiente en términos energéticos. En el sistema actual, Cataluña es importadora neta de energía, porque la generación eléctrica producida en su territorio no cubre la demanda. Cuenta con tres reactores nucleares (Vandellós II, Ascó I y Ascó II) y varias centrales térmicas (carbón y ciclo combinado de gas), pero es una de las comunidades autónomas con menor desarrollo de las renovables.
Llegado el extremo de que Mas consiguiera nacionalizar todos los activos energéticos, Cataluña tendría que seguir importando energía, ya fuese de España o de Francia. Para ello, podría aprovecharse de las infraestructuras de interconexión que pasan por su territorio y que son propiedad de España y Francia (en la parte francesa) y están financiadas por la Unión Europea, por ser una conexión de vital importancia para la seguridad del suministro en la zona occidental del continente.
Se da la circunstancia además de que el Gobierno central tiene previsto importantes actuaciones e inversiones a realizar en Cataluña para mejorar la calidad y la seguridad del suministro eléctrico.
En el periodo 2010-2014 se han invertido en Cataluña 654 millones en la red de transporte, un 19,1% de todo lo invertido a nivel nacional
De acuerdo con la información facilitada por los expertos, éstas son las actuaciones previstas: inversión en el entorno del área metropolitana de Barcelona (bypass, binudos, apoyo del 400kV a distribución, nuevas SE) para la mejora de la calidad del suministro.
- Desarrollo de la subestación de Isona, en el norte, asociada a incrementos de capacidad de las líneas de 220 kV del Pirineo, permite asegurar la evacuación del almacenamiento, tanto actual como futuro, de la zona de Moralets.
- Desarrollo de la red de transporte en Gerona para el apoyo a la distribución de la zona.
Además, señalan las fuentes consultadas que Cataluña es la CCAA en la que se ha realizado la mayor inversión en red de transporte en los últimos 5 años. En el periodo 2010-2014 se han invertido 654 millones en red de transporte en Cataluña, un 19,1% del total invertido a nivel nacional.