El colectivo de pilotos vuelve a estar en el disparadero después de su negativa a firmar el acuerdo de mediación entre Iberia y los representantes de los trabajadores. A la hora de plantear sus reivindicaciones, el Sepla se ha encontrado con que ha perdido gran parte del apoyo que tenía del Gobierno antes de que llegara la solución propuesta por el mediador Gregorio Tudela.
Así, los pilotos han planteado una serie de reivindicaciones que, por el momento, no han tenido ningún éxito. Para aceptar los planes de ajuste laboral que prevé la aerolínea, el Sepla exige la readmisión de pilotos que han sido despedidos en los últimos meses y también que se revise la situación de otros que han sido sancionados. La respuesta de la compañía se ha traducido en un compromiso para mirar caso por caso.
Pero el Sepla va más allá y también apunta a que se lleve a cabo una fusión entre Iberia y su filial de bajo coste Iberia Express. Una propuesta que la compañía ha rechazado en numerosas ocasiones (también ha sido reclamada por otros sindicatos) y que, además, achacan a un deseo de los pilotos de evitar que la mayoría de los despidos recaigan en Iberia y sí lo hagan en su filial.
Mientras tanto, los pilotos se han encontrado con que son los principales damnificados en cuanto a los recortes salariales por el hecho de no adherirse al acuerdo de mediación. En este sentido, el Sepla ha echado en falta el apoyo que el Gobierno sí les brindó antes de que se llevaran a cabo las últimas huelgas en la compañía. Por entonces, la postura del Ministerio de Fomento era más próxima a los trabajadores, ya que consideraba exagerado el plan de ajuste que proponía Iberia.
La presión del Gobierno
Cuando el Gobierno propuso la mediación del catedrático Gregorio Tudela para resolver el conflicto entre la compañía y los sindicatos, las presiones para aceptar la oferta del mediador fueron notables, tanto para los sindicatos como para la propia aerolínea, con vistas a que el mensaje llegara al holding IAG, que era realmente el que tenía que tomar la decisión final.
Finalmente, IAG, que reunió a su consejo de administración un domingo para adelantar su decisión y poner bajo presión a los sindicatos, optó por aceptar, consciente de que lo prioritario en aquel momento era acabar con la huelga convocada por los sindicatos, incluido el de pilotos, que por entonces ya llevaba diez días y a la que todavía restaban cinco más.
Mientras que la mayoría de sindicatos decidieron firmar el acuerdo, la asamblea del Sepla, reunida durante la primera semana de abril, decidió no sumarse debido a que la propuesta del mediador no incluía un plan de viabilidad para el futuro de la aerolínea. A partir de entonces, los pilotos han notado la falta de un apoyo de Fomento que sí tuvieron antes.
No obstante, la situación también parece torcerse para el resto de colectivos, después de que las negociaciones sobre los detalles del ajuste laboral con los sindicatos hayan experimentado un inesperado giro a la ruptura con los desencuentros del pasado lunes.