El bloqueo por parte del Ayuntamiento de Madrid del proyecto residencial Metropolitan durante casi dos años (hasta que salió finalmente adelante a finales del pasado mes de junio) ha impedido que 2016 fuera un ejercicio histórico para Metro de Madrid, el de su retorno a la rentabilidad tras siete años consecutivos de pérdidas. La compañía propietaria y gestora de la red de transporte suburbano de la capital, controlada al 100% por la Comunidad de Madrid, registró pérdidas de 68,4 millones de euros, unos números rojos que se hubieran tornado negros de no haber tenido que registrar un gasto extraordinario de casi 87 millones ante la posibilidad de que la oposición del Consistorio a la operación inmobiliaria derivara en la reversión de la venta de un activo que se produjo en 2014.
En la cruzada emprendida por la actual corporación municipal contra determinadas operaciones inmobiliarias se incluyó la del proyecto de la cooperativa Residencial Metropolitan, consistente en la construcción de cerca de 450 pisos en el suelo ocupado por las antiguas cocheras del Metro en Cuatro Caminos.
Los terrenos habían sido vendidos en 2014 por el suburbano madrileño por cerca de 90 millones de euros, en el marco de un plan para deshacerse de activos con el fin de mejorar su situación financiera, muy golpeada por el descenso de viajeros derivado de la crisis.
El Ayuntamiento ha mantenido en el aire este desarrollo urbanístico hasta poco antes del verano con el argumento de que incumplía diversos aspectos del actual Plan General de Ordenación Urbana de la capital. Una circunstancia que ha llevado a la desesperación a varios centenares de familias, las de los cooperativistas que veían cómo el dinero que pusieron en su día para formar parte del proyecto no se transformaba en la vivienda que se les había prometido.
Reversión de la venta
Pero las consecuencias también fueron para Metro de Madrid que, ante la frontal oposición del Ayuntamiento al proyecto, pese a las modificaciones sobre el planteamiento original llevadas a cabo tanto por la cooperativa como por la propia compañía del suburbano, comenzó a contemplar la posibilidad de tener que resolver la operación de venta de los terrenos realizada dos años antes.
De esta forma, tal y como se indica en el informe anual de Metro de Madrid correspondiente a 2016, cerca del cierre de este ejercicio los administradores de la sociedad consideraron "muy probable" tener que resolver la operación ante la expectativa de que el Ayuntamiento rechazara de forma irrevocable tramitar el proyecto de Residencial Metropolitan.
Así, la compañía registró en las cuentas de 2016 la reversión de la operación de venta de los terrenos, lo que suponía anotarse un gasto extraordinario de 86,96 millones de euros. Esta circunstancia disparó el capítulo de "otros gastos" hasta los 92,84 millones, frente a los apenas 1,63 millones contemplados en los presupuestos de Metro de Madrid. Éstos preveían cerrar 2016 prácticamente en equilibrio, con un resultado positivo de algo más de medio millón de euros gracias, entre otros aspectos, al incremento del 9% en los ingresos.
Beneficios sin ajuste contable
Sin el ajuste obligado por la incertidumbre generada en torno al desarrollo inmobiliario, las cuentas de la compañía hubieran arrojado un resultado positivo en el entorno de los 18 millones de euros.
Finalmente, a finales del pasado junio el Consistorio desbloqueó el proyecto residencial, lo que se reflejará en las cuentas del suburbano madrileño correspondientes al actual ejercicio.
El último año que la compañía logró concluir en positivo fue 2008, en el que ya comenzaron a apreciarse los primeros efectos de la crisis, con descensos en el número de viajeros. Aquel año, Metro de Madrid ganó 37,9 millones de euros. Por entonces, la propiedad de la compañía aún era compartida por el Ayuntamiento y la Comunidad.