Contrato goloso a la vista para las grandes consultoras. Renfe ha puesto en marcha una licitación para adjudicar el servicio de auditoría de las cuentas de las diferentes sociedades del grupo. En esta ocasión, en este grupo de compañías se incluye la sucursal de la empresa pública en Arabia Saudí, relacionada con el contrato de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina, que podría dar más de un dolor de cabeza a Renfe si las autoridades locales no se avienen a pagar los sobrecostes exigidos por el consorcio constructor y operador, del que forma parte.
Esta es una de las grandes novedades del proceso de búsqueda de auditor por parte de la compañía pública. La otra es la licitación en sí, puesto que el contrato aún vigente en la actualidad, con la firma KPMG, fue negociado directamente con la consultora, sin convocar el pertinente concurso, por motivos de urgencia.
La auditora se hizo con la encomienda, que contemplaba un periodo de tres años, por algo más de 400.000 euros.
En cambio, ahora se trata de un concurso en el que se parte de un presupuesto superior a los dos millones de euros para los próximos tres años, aunque se incluye la posibilidad de prorrogarlo durante otros tres ejercicios, de forma progresiva y año a año. Antes de final de año, Renfe podría tener ya nuevo auditor.
Un negocio de alto riesgo
Pero, sin duda, la cuestión más delicada se refiere a la supervisión de la sucursal de la empresa pública en Arabia Saudí. Renfe abrió una filial en el país de Oriente Medio tras la adjudicación al consorcio del que forma parte del contrato para la construcción y operación de la primera línea de alta velocidad del país, entre La Meca y Medina. Precisamente, Renfe entrará en juego en la segunda fase del contrato, esto es, la que contempla la operación del trazado durante 12 años a partir de su entrada en servicios, que podría ser a partir del próximo año.
Sin embargo, el problema está en las cuestiones financieras relacionadas con el consorcio, que reclama al Gobierno local algo más de 1.000 millones de euros por unos sobrecostes que el cliente no está dispuesto a admitir. Si finalmente el consorcio no logra salirse con la suya, el quebranto financiero para Renfe, una de las principales componentes del consorcio, podría ser notable.
Ante este escenario, la batalla entre los componentes del consorcio ha sido notable, especialmente a la hora de establecer la manera de hacer frente a la posible circunstancia de que las demandas del grupo de empresas no sean atendidas.
Previsiones sobredimensionadas
Cabe recordar que las compañías privadas han recordado en numerosas ocasiones a Renfe que todos los miembros del consorcio deben responder de forma solidaria de las posibles pérdidas en que se incurran.
Uno de los aspectos delicados del contrato estriba precisamente en que determinados estudios apuntan a que las previsiones de usuarios de la línea que se consignaban en el concurso estaban sobredimensionadas, lo que haría más complicado que a Renfe le salieran las cuentas para la fase de operación.
La filial de Arabia Saudí no formaba parte del anterior contrato de auditoría, por lo que constituye una de las novedades más notables del procedimiento de búsqueda de auditor.