La fórmula resulta paradójica. Nuevas ayudas a cambio de recuperar una parte de las viejas. Pero no es la primera vez que el FROB la aplica. En Novagalicia, el trueque entre el fondo de rescate y Banesco ingresó 1.003 millones por la venta a cambio de un colchón adicional de 375 millones para el grupo venezolano. La subasta de Catalunya Caixa camina por esos mismos derroteros. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria ya ha transmitido a los potenciales interesados que está dispuesto a repartir nuevas garantías al comprador de Catalunya Caixa si logra un precio positivo por la venta de sus acciones y las del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), según confirman fuentes del sector. Estas garantías no se articularán a través de un esquema de protección de activos, explican otras fuentes.
Este nuevo paquete de garantías protegerá al futuro dueño de Catalunya Caixa de una serie de contingencias por un plazo que podría prolongarse hasta 10 años. “La fórmula que está ofreciendo el FROB calca prácticamente su oferta de venta por Novagalicia”, explican fuentes conocedoras del proceso. El organismo público se comprometió a cubrir, durante un plazo de diez años, a Banesco del pago del 85% de las principales contingencias o litigios que tenía la entidad en el momento de su venta: las reclamaciones por las preferentes (225 millones), la indemnización que exigía la compañía Aviva (450 millones), posibles reclamaciones del banco malo por diferencia de valoración de los activos traspasados y otros asuntos como una posible eliminación de las cláusulas suelo. La negociación con Aviva ha reducido estas garantías de los 850 millones a los 375 millones finales.
Así, el nuevo propietario de Catalunya Caixa quedará cubierto ante sentencias judiciales contrarias por preferentes, los posibles vicios ocultos frente a la Sareb o la posible eliminación por parte del Banco de España de las cláusulas suelo, muy generalizadas en la cartera hipotecaria de la entidad catalana. Pero el asunto que más preocupa a los compradores es el posible pago de 600 millones a Mapfre. El acuerdo de bancaseguros que firmaron en 2010 las antiguas cajas catalana con esta multinacional contempla la posibilidad de que Mapfre revenda este negocio a la entidad en caso de su privatización.
Mapfre tiene derecho a vender sus acciones por el 110% del precio pagado en su día (o el 110% del valor de mercado, si fuese superior). La operación supuso unos ingresos para Catalunya Caixa de 534 millones, de los que Mapfre ya ha pagado 427 millones, por lo que en caso de ejecutar su opción, la aseguradora tendría que recibir 609 millones. Mapfre también cuenta con esta opción de venta si la entidad catalana reduce en más de un 50% su red de oficinas. En este caso la compensación alcanzaría el 115% del precio pactado en la operación.
El coste de la reestructuración quedará fuera de este paquete de garantías. “Formará parte del precio de venta y de las negociaciones con el FROB”, aseguran desde el sector. Sin embargo, algunas fuentes sí contemplan la opción de que se incluya en este paquete de garantías el coste que, durante dos años, debe asumir Catalunya Caixa de una posible reestructuración de plantilla en la plataforma inmobiliaria vendida al fondo Blackstone por 40 millones. El acuerdo de venta preveía esta cláusula.
Pese a este paquete de estímulos (ayudas), en el sector no se descarta que pueda volver a suspenderse la subasta por tercera vez. Sólo Santander y Caixabank pueden evitarlo. La entidad presidida por Fainé quiere evitar que uno de los grandes (BBVA tiene poco apetito por CX) gane cuota en Cataluña, por lo que pujará fuerte para evitar que Botín gane la subasta.
Las entidades interesadas tendrán que presentar sus ofertas vinculantes el 18 de julio, cuatro días más tarde del calendario inicialmente previsto por el FROB. Este retraso se debe a que el fondo de rescate necesita más tiempo para analizar las cinco ofertas realizadas por otros tantos fondos por la cartera de 6.500 millones de hipotecas tóxicas de CX.
Como sucede con la venta de la entidad, el FROB tendrá que conceder también ayudas. Así, el fondo de rescate ha decidido crear un fondo de titulización de activos (FTA), según fuentes conocedoras del proceso. “El modelo elegido para facilitar la venta de estos préstamos ha sido el de optar por la creación de un fondo de titulización respaldado por activos que a grandes rasgos se divide en dos grandes tramos: uno de deuda senior en el que entrarían los inversores internacionales, y otro de deuda junior que suscribiría el propio FROB”, señalan las fuentes.
Las ofertas no vinculantes presentadas por los cinco grupos de fondos que han pasado el último corte, oscilan entre los 3.000 y los 4.000 millones de euros. Teniendo en cuenta que la cartera de préstamos podría contar con una provisión que oscila en torno a los 1.500 millones, esto supondría que las pérdidas que asumiría el grupo catalán se situarían entre 1.000 millones ó 2.000 millones de euros. Desde el FROB no se han querido entrar a valorar estas cifras.
Para intentar evitar estas nuevas pérdidas, que incidirían en la venta de CatalunyaCaixa, el FROB suscribiría la parte no cubierta por las provisiones con la esperanza de recuperar una parte del eventual quebranto en un tiempo de diez años a través de este fondo de titulización.