El exministro de Economía Luis de Guindos ha asegurado que en la reunión que tuvo el 6 de abril con los principales dirigentes de la banca española, tanto Francisco González (BBVA) como Emilio Botín (Santander) mostraron su desconfianza y la insuficiencia del plan de recapitalización para Bankia expuesto por Rodrigo Rato.
Así lo ha explicado el actual vicepresidente del Banco Central Europeo a la fiscal Carmen Launa en el juicio del caso Bankia en el que declara como testigo.
"Tras avisar que íbamos a presentar un nuevo real decreto que pedía 30.000 millones más de provisiones, Rato me pidió una nueva reunión para hablar sobre el futuro de Bankia y acepté", ha recordado Guindos.
"Dos días más tarde nos reunimos y nos contó el plan y no nos pareció suficiente, nunca se habló de cosas personales", ha añadido.
Guindos no ha dejado claro si se ejerció algún tipo de presión en esas reuniones para que Rato presentara su dimisión, pero si ha admitido que le obligó a dejar su puesto una vez ya había decidido nombrar a José Ignacio Goirigolzarri como consejero delgado de la entidad.
"El día 8 de abril me llamó (Rato) para comentarme que estaba pensando en no hacer el cambio inmediatamente sino hacerlo en la junta de Bankia, yo le dije que no, que dimitiera ya", ha subrayado Guindos.
Caída de Bankia
En el comienzo de su intervención el vicepresidente del BCE ha explicado que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le advirtió en su primera reunión que Bankia era un riesgo para todo el sistema financiero español.
"En febrero la jefa de la comisión del FMI pidió reunirse conmigo, una situación extraña porque estos encuentros suelen realizarse a otros niveles del ministerio", ha advertido. En este sentido, ha agregado que este organismo le advirtió que los bancos de España necesitaban unas provisiones de unos 40.000 millones de euros.
Guindos, que ha hablado mediante videoconferencia desde Fráncfort, ha admitido que tuvo varias reuniones con el Banco de España en las que este supervisor también le advirtió de que era necesario hacer una provisión de unos 50.000 millones de euros en la banca.
El exministro ha sentenciado que la situación de emergencia de Bankia estaba ahí antes del famoso adelanto del informe del FMI, del que ha dicho que no tuvo nada que ver con su publicación.
"Quien crea que el ministro de Economía de un país puede afectar a los comunicado del FMI se equivoca absolutamente", ha enfatizado.
Bajo su punto, la situación de Bankia era evidente desde que se conoció la caída del banco de Valencia, por la ausencia del informe de auditoría en sus cuentas y sus problemas con el ladrillo.