Economía

Una noche de acaloradas discusiones hasta las cinco de la mañana

La canciller se quedó sola y únicamente cedió ante el riesgo de perder en Alemania la aprobación de su pacto fiscal hoy mismo. Los socialistas germanos han sido decisivos.

  • Merkel, Hollande, Monti y Rajoy, el pasado viernes en Roma.

La canciller se quedó sola en la cumbre. Mientras los asistentes de los líderes europeos intentaban cerrar la letra pequeña, éstos discutieron acaloradamente hasta casi las cinco de la mañana. Rajoy y Monti se plantaron y dijeron que no firmarían nada si no se daba un alivio a corto plazo. Hollande declaró su apoyo a España e Italia. Y hasta los finlandeses cargaron contra Merkel. El presidente finlandés, uno de los más inflexibles hasta ahora, sostuvo que había que ser constructivos.

Entre todos tomaron como rehén el Pacto por el Crecimiento; Madrid y Roma afirmaron que lo mataban allí mismo, y el empujón decisivo ha procedido desde la propia Alemania: los socialistas del SPD habían retrasado hasta hoy la aprobación del Pacto Fiscal en el parlamento germano con el objeto de forzar a Merkel a que suscribiese un plan de estímulo para Europa durante este Consejo  Europeo.

Españoles e italianos han conseguido que los fondos de rescate puedan comprar deuda pública en los mercados

Sin embargo, el rechazo hispanoitaliano dejaba a la canciller con nada que ofrecer al SPD para que respalde el Pacto Fiscal en la cámara de representantes tudesca. Ante el duro varapalo de volver a casa con las manos vacías y quedarse sin el pacto fiscal que consolida la estabilidad presupuestaria y por tanto el control sobre las cuentas del resto de países, Merkel tiró la toalla. Al final, en esta Europa la política nacional siempre lo define todo.    

Tras muchas discusiones, españoles e italianos han conseguido que los fondos de rescate puedan comprar deuda pública en los mercados; que las ayudas a la banca se inyecten directamente sin pasar por los Estados, y que los créditos no tengan estatus preferente sobre el resto de acreedores.

Sin embargo, la canciller puso dos condiciones a las que accedieron el resto de mandatarios. Por un lado, la troika tendrá que controlar las políticas económicas de aquellos países que usen los mecanismos de rescate para comprar su deuda.

Y, por otro, se instaurará un supervisor único de la banca para asegurarse el correcto uso de los fondos. En este último apartado, la presión se puso sobre Hollande, quien tuvo que ceder soberanía sobre los bancos.

Rajoy mantuvo su conversación más larga de la noche con el presidente francés en la ronda de saludos previa a la cena. Antes había sido visto en la sesión de fotos hablando con Monti y haciéndole un gesto definitivo con su mano derecha en círculos al tener que separarse: continuaremos charlando. Y esa triangulación ha mareado a Merkel igual que la escuadra azurra hacía rondos con el combinado germano en la Eurocopa.  

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