Las accionistas de las empresas españolas cotizadas están de enhorabuena. Vuelve el pago de dividendos y en efectivo, después de unos años en el que algunas compañías lo habían suspendido o lo habían sustituido por el 'scrip dividen', la compensación en acciones. La mejora de las cuentas de resultados ha provocado un cambio en la política de retribución al accionista que en algunas de las firmas del parqué se dejará notar en la rentabilidad por dividendo.
Endesa y Repsol son dos de las compañías que más revalorización van a ofrecer este año, con un retorno estimado del 5,7%, en el caso de la eléctrica, y del 5,5% en el caso de la petrolera. La compañía presidida por Borja Prado tiene previsto repartir un dividendo complementario de 0,38 euros brutos por acción el próximo mes de julio, mientras que Repsol distribuirá 0,484 euros por acción un mes antes para los que soliciten el pago en efectivo.
No son las únicas que cumplirán con sus accionistas. Durante los próximos meses se van a repartir más de 2.500 millones de euros en dividendos, siguiendo la estela de los 3.346 millones que se entregaron en enero y febrero. En 2014, las empresas cotizadas españolas registraron la cifra más elevada de dividendos, con 43.260 millones de euros, gracias precisamente a los 14.600 millones de euros que suministró Endesa en dos pago con cargo a los resultados del pasado ejercicio. Con cargo a los resultados de 2015, los analistas estiman que el montante total de dividendos rondará cerca de los 25.000 millones de euros.
Más de una cuarta parte de los dividendos del año pasado se pagaron mediante la fórmula del 'scrip dividend', que permite al accionista elegir entre cobrar en efectivo o mediante acciones. Las empresas suelen recurrir a esta fórmula para no tener que sacar dinero de la caja, aunque el valor de la acción se diluye con la emisión de los nuevos títulos. Las entidades financieras recurrieron a esta táctica durante los últimos tiempos, aunque varias entidades ya anunciaron que pagarán en metálico, como Santander, Caixabank, Popular e incluso Bankia.
Algunas empresas que se vieron obligadas a cancelar el pago de dividendos para mejorar suss cuentas de resultados van a volver al club de los pagadores, como es el caso de Telefónica, ACS, Acciona, Abengoa, Europac, Atresmedia, Mediaset, Lingotes Especiales o Gamesa. Otras (FCC, Sacy o Jazztel) siguen sin poder ofrecerlo.
Esto no es obstáculo para que la bolsa española sea una de las más rentables por dividendo respecto a otros parqués, con una media del 5,5%, entre las que destacan Endesa, Repsol, Enagás (4,9%), Mapfre (4,7%) e Iberdrola (4,4%).
¿En qué debe fijarse un inversor a la hora de elegir una compañía, aparte de la rentabilidad por dividendo? “Debe mirar si ha pagado dividendos extraordinarios, dado que la cifra real de la ratio puede ser diferente y es importante que escojan empresas que sean capaces de generar un beneficio recurrente todos los años, dado que eso garantiza el cobro de dividendos anualmente. Y que tengan un negocio maduro, con barreras de entrada y con alguna ventaja competitiva que garantice los beneficios a largo plazo”, asegura Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas Eafi.
Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos de Self Bank, insiste en la importancia de valorar si el dividendo es recurrente o se debe a un hecho puntual. “Si una compañía ha vendido algún activo y dispone de efectivo extra, puede decidir repartirlo, pero esto no quiere decir que este dividendo se vaya a repartir en el futuro”. Es lo que ha ocurrido con Endesa, que realizó los pagos al accionista por la venta de sus activos en Latinoamérica. “Otro aspecto a tener en cuenta es el nivel de deuda ya que, si es muy elevada, la compañía podría decidir en un momento dado suspender el dividendo para recortar la deuda”, señala Torre.
Que una empresa no reparta dividendos tampoco debe ser interpretado como un factor negativo, porque pueden darse situaciones en que la empresa no encuentre las oportunidades para invertir la liquidez de la que dispone y si remunerara al accionista, se podría ver como una forma de diluir el valor de la compañía, explica José Luis Herrera, director de relaciones con clientes de CMC Markets. “Si la capitalización es elevada, el dividendo supondrá un porcentaje inferior aún manteniendo el mismo importe”, subraya.
Sacrificar la rentabilidad de hoy por un mayor crecimiento en el futuro es una operación recurrente en aquellas compañías que requieren de una maduración de su negocio y de una fuerte expansión. El caso contrario, el pago de un dividendo elevado respecto a los beneficios logrados (lo que se conoce como el pay out'), puede ser incluso contraproducente, porque podría implicar que la empresa no tiene planes de crecimiento, con una pérdida de competitividad a medio plazo.
“Un mayor dividendo no tiene por qué implicar una mejor decisión de inversión. De hecho, hay estudios que demuestran que cuanto mayor es la rentabilidad por dividendo de las acciones de una compañía, más probable es que termine reduciendo el dividendo”, asegura Diego González, socio director de Bull4All Advisors Eafi.
Por esta razón, en otros países con una cultura de inversión más enraizada, como Estados Unidos, antes que el 'pay out' los inversores valoran antes el retorno de la inversión, porque redundará en la cotización de la acción, explica Edoardo Fabris, de Key Capital Partners.