Los bancos Santander y Sabadell han puesto punto final a sus fondos inmobiliarios como producto de inversión, ‘expulsando’ a sus inversores y colocando sus activos a la venta. Lo hizo Santander hace unos meses y esta semana lo ha hecho Sabadell.
La historia de cada uno de distinta. En el caso del primero, su fondo es el antiguo Banif Inmobiliario, un instrumento vendido antaño entre clientes de banca privada. Cuando superó holgadamente la crisis puntocom, vivió sus momentos de gloria, colocándose como producto de red y alcanzando un enorme patrimonio. En 2007, había 8.600 millones de euros invertios en estos fondos.
El fondo pasó a manos de Santander tras la fusión entre BCH, que era el dueño de Banif, y Santander. Tras el estallido de la burbuja, llegó la agonía: el fondo aplicó un ‘corralito’ a sus inversores, que no pudieron retirar su patrimonio hasta que se abrieron ventanas de liquidez, ya con fuertes pérdidas.
Poco a poco, fue facilitando la salida de los inversores, hasta realizar una total escisión, mandando a los partícipes a otro producto conservador y quedando Santander como único cliente del fondo inmobiliario.
Como dato curioso, este producto tenía en cartera el Edificio España, que compró el banco a Metrovacesa por 409 millones de euros y cuya última valoración estaba en el entorno de los 280.
En los últimos días se han escuchado rumores que apuntan la posibilidad de que distintos inversores compren dicho emblemático inmueble, aunque también hay ruido en mercado sobre interés comprador por activos del fondo, incluso por el propio fondo al completo.
Santander está vendiendo estos activos de manera directa, al margen de Altamira, su división inmobiliaria.
La misma decisión
Por su lado, Sabadell ha tomado la misma decisión esta semana. Este producto se había quedado como único fondo inmobiliario del sector realmente operativo. BBVA liquidó el suyo en su momento, Inverseguros lo tiene en liquidación, mientras los de Ahorro Corporación y Bankia también están en una especie de encefalograma plano. Ni se comercializa activamente ni crece en patrimonio.
Sabadell también ha desplazado a sus inversores y se ha quedado como único inversor, con la intención de liquidar la cartera.
Ahora sí, desaparecen totalmente unos productos de inversión que llegaron a ser vendidos de manera masiva porque, como se decía de los pisos, “era imposible que bajaran”.
