El nuevo informe de la OCDE también incluye deberes para el Gobierno español relacionados con el sistema financiero. Y es que, según el organismo, es probable que la morosidad siga descendiendo, pero si no lo hace, habrá que adoptar medidas adicionales para reforzar los balances de los bancos.
El organismo reconoce que la morosidad española ha ido descendiendo en proporción al total de préstamos, pero avisa de que sigue siendo ligeramente superior al promedio de la OCDE. Y es que los bienes adjudicados en pago de créditos, procedentes sobre todo del sector de la construcción, siguen lastrando los balances de los bancos.
Es cierto que el Gobierno y el Banco de España han implantado diversas medidas para reducir los activos improductivos en los balances, incluso el traspaso de préstamos morosos a una sociedad de gestión de activos. También han incrementado los requisitos de dotación de provisiones.
Sucursales
Estreformas deberían contribuir a reducir aún más los activos improductivos a medio plazo y es probable que la morosidad siga bajando. Pero la OCDE lo tiene claro. Si esto no sucede es posible que el Gobierno tenga que adoptar medidas adicionales para reforzar los balances de los bancos.
Pero ahí no acaban los deberes financieros. El conocido como club de los países ricos también cree que los bancos españoles siguen teniendo un elevado número de sucursales, así que ve cierto margen para seguir consolidando el sector. Aún así, reconoce que la importante reestructuración y la recuperación económica han fortalecido de manera significativa el sistema bancario.
Cree que sigue habiendo margen para una cierta consolidación que respalde la rentabilidad de los bancos
Prueba de ello es que mis seis principales grupos bancarios españoles cumplieron cómodamente los requisitos de capital en las pruebas de resistencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA). Y las permutas de crecimiento crediticio se han reducido con fuerza desde máximos históricos.
Además, los coeficientes de capital han aumentado, aunque siguen por debajo de la media de la OCDE, y la rentabilidad es baja, pero como en todos los países de la eurozona. Los coeficientes de costes sobre ingresos son bajos y han descendido tras los recortes de infraestructuras y de personal. Pero el número de sucursales sigue siendo alto.