La operación de compraventa de X-Elio está llamada a desencadenar movimientos corporativos en el ámbito de las energías renovables, muchos de ellos planteados en el pasado (como en el caso de la mencionada compañía) y que quedaron sin resolver por diversos factores, entre los que destaca la incertidumbre regulatoria. Destacados fondos internacionales así como empresas del sector energético como Repsol siguen a la búsqueda de activos renovables para su cartera, por lo que si el nuevo intento por vender X-Elio llega a buen puerto podría suponer el comienzo de una nueva oleada de compras.
Al contrario de lo que sucedió con la entrada de algunos de estos fondos en el capital de empresas de energías renovables, la apuesta del Gobierno por este tipo de tecnologías es mucho más firme. España se ha incluido en el grupo de países miembros de la Unión Europea que ha apostado por hacer más ambiciosos los objetivos comunitarios sobre descarbonización de la economía, reducción de emisiones y puesta en servicio de plantas de renovables.
Para estímulo de los inversores, el Ministerio de Transición Ecológica apuesta por no modificar las retribuciones para la generación con tecnologías renovables, al contrario de lo que sucede con las fuentes tradicionales e incluso con las redes. Por otro lado, algunas Administraciones Públicas han introducido sólidos criterios medioambientales en los procesos para buscar suministradores de energía. Ayuntamientos como los de Madrid y Barcelona y compañías públicas como Renfe han establecido como condición que toda la energía suministrada proceda de fuentes renovables.
"El escenario no ha variado, el mercado sigue disfrutando de liquidez, las condiciones de financiación en Europa se mantienen privilegiadas y el interés de los inversores no se ha resentido", asegura un consultor del sector. Las operaciones que podrían desencadenarse tras la venta de X-Elio llegarían a sumar en el entorno de los 3.500 millones de euros, siempre y cuando se mantuvieran las condiciones actuales.
Horizonte más despejado
Las inversiones que llevaron a cabo algunos fondos internacionales en el sector de renovables en España comienzan a llegar a su punto de maduración y se impone la rotación de activos. Este hecho se une a que el apetito inversor por esta tecnología no ha desaparecido y también a la circunstancia de actores que buscan hacerse un hueco en el sector. Uno de los casos más llamativos es el de Repsol, que ya fue uno de los candidatos a hacerse con X-Elio en el anterior intento de sus accionistas por vender la empresa.
Pese a que el Gobierno aún no ha remitido a Bruselas el Plan de Energía y Clima y a que la Ley de Transición Energética se encuentra en fase de tramitación, el mercado tiene ahora más despejado el panorama del sector que con el anterior Ejecutivo, cuyos últimos pasos estaban destinados a endurecer las condiciones para el cierre de plantas de generación tradicional, como las de carbón, y también a la prolongación por largo tiempo de la vida útil de las centrales nucleares.
Acciones que, en cualquier caso, sembraban dudas sobre el futuro desarrollo de las energías renovables y su papel en el mix. Uno de los últimos hitos fue la publicación del informe de expertos encargado por el Ministerio de Energía, liderado por Álvaro Nadal, que estaba destinado a servir de base para elaborar la hoja de ruta de la política energética de España para los próximos años.
La moción de censura y el relevo en el Gobierno llegó cuando aún se estaban analizando las conclusiones del documento.