En España, a cierre del tercer trimestre de este año había 1,1 millones de jóvenes que ni estudiaban ni trabajaban. Son los denominados “ninis”, personas que estando en edad de haberse incorporado al mercado laboral, de estar finalizando sus estudios o haberlos finalizado ya ni están ocupados ni continúan su formación académica. El contrapeso es que hay un millón de jóvenes de entre 16 y 29 años que estudian y trabajan a la vez. Y, además, más de 151.000 vacantes laborales por cubrir.
Uno de los muchos informes que se han llevado a cabo para explicar esta situación, que no es endémica de España, vincula el alto número de “ninis” al abandono prematuro de los estudios escolares, lo que se traduce en un nivel inadecuado de formación para poder permanecer ocupado, o en el peor de los casos, activo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, alrededor de un 13% de los jóvenes de entre 18 y 24 años abandonan prematuramente el colegio; un 22% de los que tienen edades comprendidas entre 20 y 29 años solo tiene un nivel educativo bajo, y un 79% de los jóvenes de entre 20 y 24 años cuenta con, al menos, educación secundaria de segunda etapa.
Desde siempre se ha asociado la posibilidad de encontrar empleo y, sobre todo, mejores empleos al nivel de educación de los jóvenes. Pero no siempre es así. No hay más que curiosear en las estadísticas para ver que, en economías como la española, muy vinculada al sector servicios, hay oportunidades para todos. Otra cosa bien distinta es la remuneración efectiva que se pueda obtener con unas condiciones de formación u otras.
Según los últimos datos publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), en el mes de octubre se firmaron en España 514.285 contratos por personas que o bien no tenían estudios o solo habían podido completar los estudios primarios. Son el 33,68% de todos los contratos suscritos ese mes, es decir, uno de cada tres. Los datos del mes de octubre no son una excepción. En el mes de junio, al comienzo de la temporada de verano, se firmaron en España un total de 1.379.963 contratos, de los que 466.789 (el 33,8% del total) correspondieron a trabajadores con un bajo nivel de estudios.
Atendiendo exclusivamente a esa clasificación, las personas que puedan certificar que han finalizado al menos los estudios secundarios protagonizaron el 49,3% de todos los contratos firmados en octubre, y aquellas que habían completado estudios postsecundarios rubricaron el 16,5% de los acuerdos laborales.
El peso del sector servicios
Casi las tres cuartas partes del Producto Interior Bruto de España es responsabilidad del sector servicios, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. El segundo sector en importancia es la industria, con el 18%, seguido de la construcción, con el 5,4%, y la agricultura, que apenas aporta el 2,5% de la riqueza anual del país, aunque es mucho más intensivo en mano de obra.
Es por eso que la agricultura es el sector que acoge mejor a los trabajadores con niveles educativos más bajos. Según las cifras del SEPE, de los 149.099 contratos que se firmaron en el mes de octubre en la agricultura, 110.231 fueron suscritos por trabajadores que como máximo habían cursados los estudios primarios. Son el 74% de los contratos firmados en esa actividad y cerca del 10% de todos los contratos firmados en España ese mes.
La construcción, que en los años previos a la crisis financiera internacional de 2008, llegó a suponer el 12% del PIB español, es el segundo, en proporción de contratos firmados por gente sin estudios o con estudios primarios: el 48,15% de los contratos firmados en octubre en esa actividad fueron para personas con la mínima formación académica.
Por número de personas empleadas, el sector servicios acapara la atención. En este sector se firmaron el 75% de todos los contratos del mes de octubre: 1.145.550. De esta cantidad, 321.936 (el 28%) fueron suscritos por personas con los mínimos estudios. En el sector industrial se firmaron 44.490 contratos, el 29% de todos los de esa actividad económica.
La diferencia educativa de un trabajador puede reflejarse en el salario. Según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del segundo trimestre, la media nacional se situó en 3.162 euros mensuales, el 75% de coste salarial y el 25% de otros costes. Los mayores ingresos se registran en el suministro de energía, con 7.249 euros brutos mensuales, y en las actividades financieras, con 5.953 euros. Los más bajos, en la hostelería, con 1.926 euros, y actividades administrativas, con 2.147 euros. En el comercio la cantidad alcanza los 2.912 euros; en la construcción, 3.147 euros, y en la industria manufacturera, 3.633 euros.