Más sombras que luces en el futuro económico que ha dibujado este sábado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, quien prevé que el entorno de escaso crecimiento, inflación moderada y tipos de interés cercanos al 0% o incluso en negativo se mantengan en el futuro.
"Existen algunos elementos estructurales que llevan a pensar que un entorno de bajo crecimiento, inflación moderada y, en consecuencia, bajos tipos de interés podría perdurar en el tiempo", ha alertado el gobernador al clausurar los cursos de verano de La Granda (en el Principado de Asturias), y ha dado algunas recomendaciones para que la Unión Europea esté preparada ante la llegada de "una eventual crisis".
Esos elementos estructurales a los que se refiere el supervisor son "el envejecimiento de la población" y "el bajo ritmo de avance de la productividad". El primero no sólo afecta a las cuentas públicas sino que altera las pautas de ahorro, inversión y ofertas de trabajo, y afecta al crecimiento al reducir la población en edad de trabajar y su productividad, explica.
A esos dos factores hay que añadir riesgos externos que podrían mermar el crecimiento, como la persistencia de las tensiones proteccionistas, la incertidumbre geopolítica derivada del brexit o de la situación política en Italia, las dudas sobre lo intensa que será la desaceleración en China (y como arrastraría al resto del mundo, ya que representa un quinto del PIB mundial), y las vulnerabilidades que muestran economías emergentes como Turquía y Argentina.
La baja inflación y sus consecuencias
En cuanto a la inflación, De Cos cree que "es un desafío fundamental para la mayoría de los bancos centrales" y advierte de que los agentes del mercado están previendo que continué siendo baja e incluso negativa en el futuro, con lo que recomienda al Banco Central Europeo (BCE) que reflexione sobre si es correcto mantener el objetivo del 2%.
"Soy de la opinión de que el BCE también debería (como la Reserva Federal) iniciar una reflexión similar, que incluya, entre otros factores, una clarificación de nuestro objetivo cuantitativo de estabilidad de precios", reivindica.
El entorno de tipos bajos que prevé para el futuro perjudicará a la banca, para la que pide medidas compensatorias como un sistema de tipos escalonados.
"Existe la posibilidad de que la permanencia de tipos de interés bajos, o incluso negativos, pueda tener efectos sobre la estabilidad financiera y la rentabilidad de las entidades bancarias (...) Por ello, el Consejo de Gobierno (del BCE) ha solicitado también a los comités técnicos del Eurosistema el análisis de un posible sistema para la remuneración de las reservas bancarias que incorpore distintos tramos", tal y como anunció el propio Mario Draghi en rueda de prensa en julio.
Prepararse para una crisis
Este escenario de bajo crecimiento, moderada inflación y tipos cerca de cero podría culminar con la llegada de una crisis económica por lo que De Cos insta a las autoridades europeas a tomar medidas para poder estar preparadas.
En concreto, solicita que se cree un instrumento de política fiscal común, para evitar que siga habiendo casos de países como España que mantienen políticas fiscales expansivas con elevados niveles de endeudamiento y déficit público, y otros como Alemania, que teniendo margen fiscal todavía no ha aprobado un programa de estímulos para evitar la recesión y reactivar su economía. "En el actual marco fiscal de la Unión Económica y Monetaria (UEM), estas decisiones son responsabilidad de los gobiernos nacionales, lo que dificulta su adopción", lamenta.
"Resulta muy preocupante que el área del euro siga sin disponer de herramientas de política fiscal capaces de contribuir a dar una respuesta común frente a los retos anteriores y favorecer un mayor grado de estabilidad cíclica para el conjunto de la Unión. De hecho, según estudios recientes del Banco de España, mientras que en Estados Unidos el presupuesto federal suaviza cerca de un 10 % de las perturbaciones económicas, en Europa este mecanismo es inexistente", subraya.
El supervisor solicita también otras medidas como que se culmine la Unión Bancaria, una mejora del funcionamiento del mercado de capitales en Europa, o que se reduzcan las trabas administrativas que dificultan la creación de empresas.