El coche eléctrico no está logrando el crecimiento esperado con una ralentización en los últimos meses que está influyendo en las decisiones de algunas marcas. Es el caso de Mercedes-Benz, que está viendo como no logra cumplir sus ambiciosos objetivos en materia de electrificación de sus vehículos programada para 2030 ante el debilitamiento de sus ventas, tal y como ha confirmado este semana ante la Junta General de Accionistas del grupo el director general, Ola Källenius.
"Continuaremos fabricando vehículos híbridos y con motor de combustión hasta bien entrada la década de 2030, si existe la demanda", ha asegurado el directivo germano tras señalar que la transformación del modelo de negocio "podría tardar más de lo esperado", y volverán por tanto a reforzar la oferta de sus diferentes modelos de combustión.
El cambio del modelo de negocio hacia la electrificación llega tras unos registros que han sido decepcionantes en su división de coches eléctricos por los elevados costes de los modelos EQS y EQE, un segmento clave de la estrategia que desveló en su momento Källenius para aumentar los beneficios de la compañía a través de las ventas de vehículos de alta gama.
El margen de beneficio de la compañía cayó al 9% en el primer trimestre del ejercicio, el más bajo de los últimos dos años y por debajo de las expectativas del grupo germano a largo plazo, al tiempo que advirtió de que los márgenes caerán aún más en lo que queda de 2024.
El objetivo de la compañía es incrementar las ventas de sus automóviles más caros hasta en un 60% para 2026 y elevar el margen operativo a alrededor del 14%, lo que supondría un incremento de unos cinco puntos porcentuales con respecto de los registros actuales.
La compañía con sede en Stuttgart está detrás de sus rivales en la transición del modelo de negocio: en el primer trimestre, las entregas de vehículos eléctricos de Mercedes cayeron un 8%, mientras que BMW experimentó un aumento del 41% en las ventas de vehículos totalmente eléctricos de la marca.
Su rival BMW, menos ingresos también
Pero a pesar de ello, BMW obtuvo un beneficio neto de 2.791 millones de euros en el primer trimestre de 2024, lo que supone un descenso del 18,4% con respecto al mismo periodo de 2023, después de que sus ingresos cayeran aun vendiendo más coches.
Según ha informado la compañía, sus ingresos descendieron un 0,6% interanual entre enero y marzo, hasta los 36.614 millones de euros, de los que 30.939 millones correspondieron a su negocio automovilístico, un 1,1% menos.
La automovilística también ingresó 872 millones por las motocicletas, un 6,5% menos; 9.525 millones por sus servicios financieros, un 7,9% más; y 4 millones por otras entidades, frente a los 3 millones de un año antes.
El beneficio antes de intereses e impuestos (Ebit) cayó un 24,6%, hasta los 4.054 millones, afectado por los tipos de interés y el cambio de divisas, mientras que los costes de ventas subieron un 3,3%, hasta los 30.050 millones debido a los mayores gastos de fabricación e investigación y desarrollo (I+D).
Durante el primer trimestre, BMW comercializó 594.533 unidades, lo que supone un 1,1% más que durante el mismo periodo del año anterior, de los que 82.689 eran eléctricos, un 27,9% más interanual.
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