Economía

El FMI cree que el gasto en pensiones puede contenerse si no se tocan las reformas

Los nuevos jubilados perciben pensiones cada vez más altas, lo que está provocando que la partida presupuestaria destinada a este fin aumente a un ritmo cercano al 4% cada año. Sin embargo, será un 0,6% más baja en 2030 si siguen plenamente en vigor las últimas reformas

  • Imagen de dos pensionistas en una céntrica calle

Las reformas del sistema de pensiones que hoy en día muchos partidos cuestionan van a dar sus frutos. El temido gasto en pensiones, esa partida que no deja de crecer y hoy supone ya 4 de cada 10 euros del Presupuesto, empezará a contenerse en algún momento y bajará un 0,6% de aquí al año 2030, frente al aumento del 0,9% que registrarán el conjunto de las economías avanzadas.

Esos son los cálculos que hace el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la última edición del 'Fiscal Monitor', donde incluye una proyección de cómo evolucionarán algunas rúbricas de gasto, como las pensiones o el gasto sanitario, en los próximos años. En España, esta partida, que actualmente supone alrededor del 12% del PIB, bajará un 0,6% de aquí a 2030. Y si no hay cambios, puede bajar un 1,3% de aquí a 2050.

El FMI no habla de las pensiones en su informe, solo incluye estos datos, pero se basa en el 'Ageing Report' de la Comisión Europea correspondiente al año 2015. Y este informe sí hace referencias al efecto de las dos últimas reformas del sistema, que son las que van a conseguir esta contención del gasto. Sin ellas, el hecho de que los nuevos jubilados cobren prestaciones cada vez más altas y el envejecimiento de la población dispararían esta partida hasta hacerla totalmente insostenible.

Las reformas de 2011 y 2013

Precisamente por ese motivo los pensionistas llevan semanas saliendo a la calle. Las reformas aseguran la contención del gasto, pero a costa de unas prestaciones que irán perdiendo poco a poco poder adquisitivo en comparación con lo que se irá encareciendo la vida. Protestan, sobre todo, contra la segunda reforma, que es la que más se va a notar en las prestaciones de los ciudadanos.

La primera, aprobada en 2011 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se centró en modificar algunos parámetros como la edad legal de jubilación (de los 65 a los 67 años) o el tiempo que se utiliza para calcular la prestación (de 15 a 25 años) o para cobrar la pensión máxima (de 35 a 37 años). La segunda, del año 2013 y del Ejecutivo de Mariano Rajoy, afecta directamente a la cuantía que perciben los ciudadanos.

Y es que este segundo cambio, que se aprobó sin consenso, pivota sobre dos patas con un efecto directo en la pensión de los ciudadanos: el índice de revalorización y el factor de sostenibilidad. El primero es un nuevo índice que fija cada año la subida de las pensiones y que sustituye al IPC. Tiene un máximo y un mínimo que impide que las pensiones bajen en épocas de recesión, pero que las condena a estar cuasicongeladas mientras el sistema esté en déficit.

El factor de sostenibilidad entrará en vigor el año que viene y afectará a la cuantía de la pensión inicial

Y el factor de sostenibilidad introduce un nuevo elemento a la hora de calcular la pensión: la esperanza de vida. Actualmente, las pensiones se calculan en función de la edad de jubilación, los años cotizados y la cantidad cotizada. A partir del año que viene, que es cuando entra en vigor, también se tendrá en cuenta la esperanza de vida, lo que tendrá efectos en la pensión inicial que perciben los ciudadanos.

Quizá por ese motivo el número de altas en jubilación se disparó un 14,2% en enero de 2018, el mes en el que tradicionalmente más pensionistas deciden retirarse del mercado laboral. No es un porcentaje altísimo, sin duda, pero sí lo es si tenemos en cuenta que en enero de 2017 el número de altas bajó casi un 4% y las únicas subidas registradas en los últimos siete años no han llegado ni al 3%. Solo en enero de 2011 se registró una cifra incluso mayor. Y justo coincide con la otra gran reforma de la última década, que probablemente motivó otra oleada de jubilaciones.  

El problema es que la reforma de 2013 está ahora en cuestión por el ruido que están generando los pensionistas en la calle y algunos partidos políticos. El Gobierno no quiere dar marcha atrás en su reforma, pero lo cierto es que la presión ya le ha empujado a incluir subidas para las pensiones muy por encima al 0,25% que marcaba el índice para este año. Veremos lo que pasa cuando entre en vigor el factor de sostenibilidad.

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