“Está bien, tranquilo y no se esconde”, aseguran fuentes del PP sobre la actitud del vicesecretario nacional de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, salpicado por las revelaciones del ex tesorero popular Luis Bárcenas. Si bien el elegido por Génova para actuar de enlace negociador entre la formación y el ex senador encarcelado no participa en un acto del partido en abierto desde el pasado viernes, cuando intervino en la Escuela de Verano del PP andaluz, celebrada en la localidad onubense de Cartaya, sí ha podido ser visto, en cambio, en el Parlamento andaluz, donde mantiene su acta de diputado autonómico, durante la celebración este miércoles del Pleno Extraordinario convocado para julio. Dos días antes, el lunes, asistió en Génova a la constitución de la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas del PP, pero no hubo declaraciones.
La aparición en el Parlamento andaluz el miércoles del ex secretario general del PP, el palo al que se agarraba Bárcenas en sus comprometedores SMS a Mariano Rajoy, fue sólo un espejismo
Sin embargo, esta aparición del ex secretario general del PP puede ser vista como un espejismo, pues Arenas, el palo al que se agarraba Bárcenas en sus comprometedores SMS a Mariano Rajoy, tampoco tiene previsto asomarse a las incómodas preguntas de la prensa ni hoy ni mañana ni pasado. Su agenda para los días finales de una de las semanas más convulsas en la historia reciente del PP permanecía ayer, de momento, en blanco.
Aquellas palabras pronunciadas por Arenas en 2010, en las que se mostró “absolutamente orgulloso” de “la transparencia y las cuentas claras” durante su etapa como número dos de Génova y destacó el trabajo “extraordinario” de Bárcenas al frente de las finanzas del partido, suponen ahora una losa difícil de llevar. Sobre todo, porque resuenan tras haber sido recuperado para tareas de despacho en Madrid –previo fiasco electoral en la Andalucía de los ERE– y no haber salido victorioso de su principal encargo: frenar al huracán Bárcenas. Las aspiraciones ministrables se diluyen en la tormenta.