La renovación de la cúpula del BBVA sobresaltaba este lunes al mundo financiero. Su hasta ahora consejero delegado, Ángel Cano, parece que no era el hombre llamado a dirigir la denominada "era de la transformación digital" del segundo banco de España y Francisco González se lo ha quitado de encima. Pero la noticia de su cese no le impidió llevar a cabo sus planes vespertinos y horas después de hacerse público su despido se le volvió a ver en el Torneo de Tenis de Madrid.
El financiero, amante del tenis, ya visitó la Caja Mágica el pasado viernes y este lunes no se perdió el partido entre Serena Williams y Sloane Stephens. El área en la que se mueve un hombre de su nivel es la zona VIP, y allí se le vio cenando. Lo que no sabrán muchos de los lectores, ciudadanos corrientes de empleos vulgares y sueldos exiguos, es que comer en tan exclusivo restaurante, cuya oferta está basada en una escandalosa variedad de menús internacionales, no sale por menos de 500 euros. Parece ser que Cano tiene el alquiler de un palco a título individual, lo que le daría acceso a dicho restaurante.
Cano vestía de sport (traje gris y camisa blanca sin corbata), pero cuentan a este Buscón que su semblante era serio y parecía taciturno porque, lo creamos o no, dejar de ser el CEO del gigante financiero algo tiene que afectar. Fuera de la esfera bancaria resulta difícil reconocer al hasta ahora número dos del BBVA. Los fines de semana siempre suele ir acompañado por su familia y acostumbra a despojarse del traje, cambiando su imagen de hombre de la banca por un look más 'Coronel Tapiocca'.
Pero, pensándolo bien, ¿por qué se iba a preocupar Cano por perder su trabajo? El ya ex CEO del banco azul percibió en 2014 una retribución en metálico de 2,83 millones y acciones por valor de un millón de euros. Además, se prejubila a los 54 años con la tranquilidad que da el tener unos derechos de pensión de 26 millones de euros. Con esas cifras, la zona VIP de la Caja Mágica es el menor de los lujos que se puede permitir...
