La expresidenta madrileña no se muerde la lengua y va contando sus penas a todo el que las quiere escuchar, sobre todo si es de confianza y está al tanto de su calvario personal. Ocurrió hace escasos días en un acto público en el que se dieron cita numerosos dirigentes del Partido Popular. Un alto cargo que sintoniza con ella se interesó por sus expectativas electorales:
- ¿Qué tal, Esperanza, cómo va lo tuyo?
-Pues te puedes imaginar, ¡con esta mierda de partido!
La respuesta la dio en plena cresta del escándalo protagonizado por Rodrigo Rato, del levantamiento del secreto sumarial de la operación Púnica, y no causó asombro en su interlocutor porque opina como ella que el PP no suma votos en esta campaña y conoce bastante al detalle los problemas por los que ha atravesado la lideresa para seguir influyendo en las listas electorales deMadrid así como las pocas facilidades que se le han dado desde la dirección nacional instalada en los pisos altos de Génova, 13, para que se conduzca con comodidad durante la campaña que se alargará hasta el próximo domingo 24.
En la cúpula del PP se explica que, una vez elegida Aguirre como tabla de salvación para intentar mantener la Alcaldía madrileña, la prioridad era que no saltaran chispas con Cristina Cifuentes, candidata a la presidencia de la comunidad, quien tiene como director de campaña a Juan Carlos Vera, miembro veterano del aparato del partido, hombre de confianza de Mariano Rajoy y conocido antiaguirrista. Tras algunos enfrentamientos que se han trasladado a los medios -composición de la candidatura, regulación del aborto, de la prostitución, de las manifestaciones en la calle…-, el objetivo es que las aguas vuelvan a su cauce y la sangre no llegue al rio.
En la cúpula del PP se tiene claro que si Aguirre no consigue la mayoría absoluta dentro de tres semanas y encuentra problemas para gobernar la Alcaldía, se comportará de forma desleal y acusará a Rajoy y al Gobierno de su fracaso. Y también se cuenta con que si los resultados son mejor de lo que se teme, ella se pondrá la medalla. De cualquier modo, la renovación del PP madrileño, tarea urgente por lo que está sabiéndose de la operación Púnica, queda pendiente para después de las autonómicas y locales, reto ante el que Aguirre tendrá poco o mucho que decir, según sean sus resultados.
