El Buscón

La 'semilla' de Elpidio Silva se extiende: hay 30 como él en la carrera judicial

Alarma entre los altos cargos de Justicia ante la carencia de un sistema legal para prevenir los disparates judiciales

En la carrera judicial se le conoce como aficionado al tenis de mesa en sus ratos libres y también a la sofrología, la ciencia que estudia la consciencia, sin olvidar su inclinación hacia la poesía cosmológica. Hace tiempo que Elpidio José Silva, el juez que ha saltado a la mala fama con la instrucción del ‘caso Blesa’, tenía detrás la lupa de algunos compañeros de promoción y también de la jerarquía del Poder Judicial, donde despierta escasas simpatías por su intrincada trayectoria profesional. Lo malo, aseguran fuentes judiciales, es que como él hay perfectamente identificados otros treinta miembros en activo de la carrera, a los que se considera incapacitados para ejercer su labor y, lo que es más grave todavía, a los que no es posible remover del cargo si no se demuestra de forma fehaciente que han incurrido en un delito.

Antes de que consiguiera la suspensión del juicio en el que se le investigaba por un delito de prevaricación, dos contra la libertad individual y uno de retardo malicioso en la Administración de Justicia, las sentencias de Silva no habían pasado inadvertidas para muchos otros jueces, pero nunca habían provocado escándalo porque no tuvieron el eco necesario en los medios de comunicación. Esto último es lo que se precisa, según aseguran altos cargos de Justicia, para poder exigir responsabilidades a jueces de este perfil tan singular, pues en estos momentos se carece de un sistema legal que garantice que no pueden perpetrarse tropelías como las protagonizadas por Elpidio en el 'caso Blesa'. A todo lo más que llegó hace un año el Consejo del Poder Judicial fue a suspenderle cuatro meses por la supuesta comisión de dos faltas muy graves y otra grave en el ejercicio de sus funciones, que no guardan relación con el 'caso Blesa'. Con anterioridad, había sido objeto de varias indagaciones disciplinarias debido a los retrasos acumulados en uno de sus anteriores destinos, uno de los juzgados de Instrucción de la localidad gaditana de San Roque.

Ahora, este “juez incapaz”, como le definen algunos altos cargos del Ministerio, se encuentra en excedencia voluntaria debido a sus aspiraciones políticas como eurodiputado en el Parlamento de Estrasburgo. Bajo las siglas de Renovación Democrática Ciudadana (RED), parece haber asumido al detalle el programa ecologista de Equo si se tiene en cuenta la sospechosa similitud en la literalidad de ambas ofertas electorales.

La moraleja que cabe concluir de todo este episodio es ciertamente triste: puede haber miles de sentencias en circulación de jueces lunáticos que se encuentran atrapadas en el limbo de la ignorancia porque sus víctimas son, desgraciadamente, ciudadanos corrientes y molientes.

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