En Cataluña se contabilizan 64.093 personas mayores que viven en plazas residenciales públicas y privadas. Según el Departament de Treball, Afers Socials i Famílies, de la Generalitat de Catalunya, se calcula que 104 ancianos han sido diagnosticados de Covid-19 en 42 residencias de la Comunidad Autónoma. En el sistema catalán trabajan, a pleno rendimiento, 1.073 residencias de ancianos/as, donde se han detectado 114 enfermos/as con sintomatología o positivos.
Dos residencias concentran dos brotes de infección graves en Cataluña: Santa Oliva, en Olesa de Montserrat (Baix Llobregat), y Fundación Privada Consorts Guasch, en Capellades (Anoia). En la primera, de los 18 internos aquejados de coronavirus han fallecido 9; en la segunda, han perdido la vida 6. Se da la circunstancia que la residencia de Capellades se halla a 8,53 kilómetros de distancia de Igualada, donde se originó, junto a los municipios de Vilanova del Camí, Òdena y Santa Margarida de Montbui, el principal brote de Covid-19 en Cataluña, durante una comida de personal médico.
Se calcula que 104 ancianos han sido diagnosticados de Covid-19 en 42 residencias de Cataluña. En el sistema catalán trabajan, a pleno rendimiento, 1.073 residencias de ancianos/as, donde se han detectado 114 enfermos/as con sintomatología o positivos
Internos de edades muy avanzadas
La crisis generada a raíz del coronavirus ha puesto en evidencia la descordinación crónica entre el Departament de Salut y el de Treball, Afers Socials i Famílies. “El problema es estructural, del sistema en sí mismo, no de falta de comunicación ni de colaboración entre ambos departamentos. El perfil de usuario que vive en la residencia actualmente, no tiene nada que ver con el de años atrás”, aclara Montserrat Falguera, presidenta de la Federació d'Entitats d'Assistència a la Tercera Edat (FEATE) y secretaria de la Fundació El Redós, residencia y centro de día inaugurado a principios del año 2010 en Sant Pere de Ribes. “Al principio -recuerda- teníamos usuarios que se habían quedado solos o no podían vivir con sus hijos, pero que aún tenían mucha autonomía. Ahora atendemos personas más frágiles, de edades muy avanzadas, y con un grado de dependencia mayor. Normalmente padecen deterioros cognitivos (demencia senil, alzheimer, etc.) severos, e incluso algunos se hallan prácticamente al final de su vida a causa de diversas complicaciones físicas. Son personas que precisan mucha atención sanitaria. Nos faltan recursos profesionales para lidiar con todo esto”.
A modo de reflexión, no podemos obviar que la tasa de mortalidad del Covid-19 es más alta en ancianos de edades muy avanzadas, tal y como ha sucedido en países como Italia y China. Por ejemplo, en el país transalpino este porcentaje aumenta en los ancianos septuagenarios (9,6%); octogenarios (16,6%) y nonagenarios (19%), según el Istituto Superiore di Sanità.
“No derivéis personas de más de 80 años”
En la zona del Garraf se intenta no ingresar ancianos, sobre todo de más de 80 años, a los centros hospitalarios, saturados de enfermos por coronavirus. Falguera lo explica así: "Desde los hospitales nos recomiendan no derivar mayores octogenarios, porque están desbordados con la emergencia sanitaria generada por el virus. En estas condiciones, si derivas a una persona tan frágil, prácticamente la estás condenando". La presidenta de FEATE reconoce que, dada la situación, casi prefieren ejercer esta labor de contención desde dentro, aunque no todos los centros residenciales tendrán la misma capacidad. "Nos piden una atención sanitaria para la que no estamos preparados, porque no somos centros de salud. Tampoco tenemos servicio de enfermería las 24 horas, aunque sí cumplimos los ratios mínimos que nos pide el Departament de Salut. En El Redós tenemos tres enfermeras, aunque nos encantaría tener una más", lamenta. Falguera critica que las tarifas congeladas desde el año 2010 y los cambios políticos en la Generalitat impiden implementar ese cambio estructural que necesita el sistema residencial.
Asimismo, y por convenio, las enfermeras perciben un salario superior en hospitales y centros sanitarios que en residencias. "La gente se pone a temblar si una de mis enfermeras se va. En verano no encuentras a nadie para hacer sustituciones de enfermería. Este es uno de los flecos pendientes entre sanidad y servicios sociales de los que hablábamos antes". En las residencias preocupa más la falta de personal que de material de protección, como EPIs, que ya están llegando a los centros, tras la presión ejercida por la Taula del Tercer Sector Social y los medios de comunicación en los últimos días.
"Nos piden una atención sanitaria para la que no estamos preparados, porque no somos centros de salud. Tampoco tenemos servicio de enfermería las 24 horas, aunque sí cumplimos los ratios mínimos que nos pide el Departament de Salut".
Contención y aislamiento obligados
En la residencia siguen una serie de medidas de contención con las que tratan de prevenir contagios: los usuarios se distribuyen en unidades de convivencia atendidas siempre por el mismo personal, se impiden nuevos ingresos y no se permiten las visitas de los familiares. En caso de sospecha de contagio, se ponen en contacto con Salut Pública, quien determina el protocolo a seguir, según la sintomatología de la persona. "En el caso que sea necesario aislar a la persona, contamos con la infraestructura necesaria para ello (ya tenemos camas preparadas para ello). En cuanto al personal contagiado, se les suele enviar a casa o al centro hospitalario si el personal sanitario así lo considera. Todo esto viene determinado por protocolos del Departamento de Salut que se actualizan constantemente".
Las próximas semanas serán difíciles, y así lo prevén desde el sector residencial. A pesar de las carencias, creen que ahora se deben sumar fuerzas y hacer piña, plantando cara a la situación con los recursos disponibles. "Si nos vemos obligados a contener y aislar usuarios, así lo haremos. Lo importante es que estén bien atendidos. Más adelante, superada esta situación, deberíamos reunirnos e implementar los cambios necesarios para que nuestros mayores encajen en un sistema residencial acorde con ellos", insiste.