“Todos hemos visto imágenes de compañeros que no compartimos”, admite un agente de los Mossos d’Esquadra, Isidre Mayens, tras los episodios de violencia callejera desatados en Barcelona y otras ciudades catalanas tras las condenas a los presos del procés. “Somos los primeros en reprender esas actuaciones, pero igual que el 99% de los manifestantes son pacíficos, el 99% de los policías somos profesionales”.
Los Mossos están en el punto de mira del gobierno catalán y del independentismo. Su actuación durante los disturbios callejeros ha sido tan criticada que los propios Mossos han abierto una investigación interna, la mayor de su Historia, para esclarecer 16 actuaciones que sectores independentistas consideran desmedidas y violentas. El consejero de Interior, Miquel Buch, está permanentemente en entredicho a raíz de los altercados.
La reflexión del policía de la Generalitat, expresada a través de un texto publicado en la sección Cartas de los lectores de La Vanguardia, agradece el apoyo recibido en “días difíciles” y acepta “las críticas constructivas” a un cuerpo policial que “trata de escuchar a la sociedad que sirve y que nos exige ser mejores”.
Cohetes, piedras y barras de hierro
A los ciudadanos que recriminan a los Mossos que "se les paga para aguantar” lo que los violentos les tiren, el agente responde con vehemencia: “Les invito a estar unos minutos en nuestro lugar y soportar cócteles molotov, bengalas que alcanzan los 1.600 grados, cojinetes de acero disparados con gas comprimido, pirotecnia, cohetes dirigidos, piedras, botellas, barras de hierro y cuchillos que nos tiran para hacer daño a un policía”.
“A las gentes que nos odian por ser policías les digo que allí estaremos cuando nos necesiten, porque no hacemos distinción”, continúa el agente. “Pero cuando decidimos ser policías no dejamos de ser personas”, subraya Mayens, que concluye: “No terminaré con vivas ni proclamas, pues escribe estas líneas el policía que deja su ideología en la taquilla cuando viste el uniforme”.