Recesión en el tercer trimestre, bajada del consumo y de las inversiones, deuda pública a más de 80% del PIB y plan de rescate del FMI de 78 mil millones de euros: las perspectivas son poco positivas en Portugal, ya que el gobierno conservador de Pedro Passos Coelho tendrá que poner en marcha un riguroso plan de austeridad, en el que se ve obligado privatizar grandes áreas de la economía portuguesa. Energía, telecomunicaciones, transportes estarán en manos de inversores extranjeros, y en la subasta nacional que transcurre ahora, Portugal da la prioridad a los países emergentes.
Se llaman Eletrobras, Cemig o Three Gorges Corporation y son las grandes multinacionales del mañana. Esas empresas de participación pública de Brasil o de China tienen un reto para el siglo XXI: expandirse por el mundo. En búsqueda de nuevos mercados, con mucho dinero público que gastar, ven en Portugal no como un país pequeño, sino una oportunidad de ampliarse, construir nuevas infraestructuras y a la vez, obtener tecnologías diferentes.
Energias de Portugal (EdP) y Rede Eléctrica Nacional (REN) ya están en negociación. Se añadirán progresivamente la compañía petrolera Galp, la compañía aérea TAP y ANA, que gestiona los aeropuertos; posteriormente CP Carga (transporte ferroviario) y CTT, Correos de Portugal. Evidentemente, las que interesan más los inversores extranjeros son las compañías cuyas actividades son de alcance internacional.
País arruinado, países con dinero
La razón por la que Portugal da prioridad a empresas chinas y brasileñas es sencilla: son las que disponen de los mayores recursos. También figura el estado de Angola, ya que el país africano es, desde el fin de su guerra civil en 2002, un país emergente que quiere imponerse en la esfera económica de lengua portuguesa. Las exportaciones portuguesas al país africano, por su parte, representan 2 mil millones de euros, haciendo de Angola el principal socio económico de Portugal fuera de Europa.
¿Y Brasil? La ex colonia portuguesa ya invierte en Portugal desde décadas. La misma presidenta Dilma Roussef reconoció que “es de nuestro interés que Portugal salga de esa crisis lo antes posible”. El Banco Nacional Brasileño de Desarrollo (BNDES) sostiene las empresas brasileñas en su expansión internacional, comprando acciones de la EDP así como de la Radio y Televisión de Portugal.
Por parte de China, invertir en Portugal presenta muchas ventajas. Entrar en un mercado europeo, que mantiene relaciones con varios países africanos y acceder a tecnología desconocida en China sin ninguna barrera proteccionista. Así, los chinos muestran un gran interés por Energias de Portugal, ya que la empresa lidera las energías renovables y está implantada en EEUU y Brasil.
Las empresas europeas poco privilegiadas
En esos trámites, en los que se juega el futuro de la economía portuguesa, las empresas europeas no son privilegiadas. Sólo la empresa aérea TAP podría abrir su capital a empresas europeas, según la prensa económica portuguesa. Iberia-British Airways (IAG) ya tiene ventaja sobre Air France-KLM y Lufthansa por haber hecho la mejor oferta y podría finalizar la compra en diciembre. De esta manera IAG controlaría el mercado brasileño y las rutas entre Europa y América Latina.
Pero en la venta de Energias De Portugal, que se finalizará en 2011, España queda por atrás, y Alemania adelante. Incluso si Brasil y China se muestran muy interesados, hay grandes probabilidades para que Portugal acepte la oferta de la alemana E.On, a pesar de que la compañía china Three Gorges haya hecho la mejor oferta y que Electrobras, la brasileña, es la otra gran favorita. Iberdrola se quedó fuera por poseer el 21,35% de EdP. Las eléctricas españolas como Iberdrola pero también Endesa y Gas Natural ya dominan el mercado eléctrico industrial y profesional de Portugal, y tienen previsto grandes proyectos allí, del órden de 3.000 millones de euros, destinados a construir nuevas centrales.
Para Portugal, el interés de momento es cobrar recibos, pero la nacionalidad del comprador tampoco le deja indiferente. Hay muchas probabilidades de que Brasil, China y Angola tengan un papel muy significativo en las privatizaciones portuguesas.