Durante su tradicional almuerzo con los medios, Zoido reseñó este "esfuerzo" de las empresas cotizadas ante el "complicado" ejercicio que despedirá la economía, año en el que estimó que el Ibex 35 cerrará con una caída del 16%.
Zoido, quien no dudó en achacar estas pérdidas en el selectivo madrileño al riesgo país y a la "debilidad" del sector financiero, concretó que 27.801 millones de euros correspondieron a dividendos pagados en efectivo, lo que combinado con el descenso en las cotizaciones elevó la rentabilidad hasta cerca del 7,7%, casi cuatro puntos por encima de la media registrada en los últimos 25 años.
Además, el presidente de BME cifró en casi 4.000 millones de euros el pago de dividendo a través de la fórmula 'scip dividend', es decir, con la opción de cobrar esta retribución en acciones.
En un repaso de las políticas de la UE para intentar paliar los efectos de la crisis de deuda pública, Zoido lamentó que la "ausencia de consenso" no haya hecho más que agudizar la crisis de confianza.
En este sentido, subrayó el "nudo gordiano" generado por la extensión de la desconfianza sobre las deudas soberanas al ámbito privado, y argumentó para ello la alta volatilidad en los mercados, que llegó a tocar el 60% en los momentos más críticos del año.
Así pues, Zoido achacó a la crisis la caída de capitalización del mercado español, que cerró noviembre ligeramente por encima de 950.000 millones de euros, un 11% menos que en el ejercicio 2010. "Se dejó sentir el impacto del aumento del nivel del riesgo país de la economía en los precios de las cotizadas", enfatizó.
A pesar de estas "tensiones", valoró que el mercado de renta fija mantuviera el "pulso", pues la nuevas emisiones de deuda corporativa aumentaron un 14,2% hasta noviembre, con 234.836 millones de euros.
30.000 millones en pagarés
En esta evolución, incidió Zoido, tuvo mucho que ver el "buen comportamiento" de los pagarés, cuyo saldo vivo tras las emisiones de los últimos meses ha crecido por encima de los 30.000 millones, tendencia que no se producía desde junio de 2010.
Por último, advirtió de que una tasa sobre las transacciones financieras supone un "enfoque arriesgado" y rechazó la prohibición de las ventas a corto. Además, abogó por favorecer la transparencia y evitar la fragmentación de mercados como "enseñanzas" de la crisis.
"Si se abordan los problemas y emprenden las reformas de forma enérgica e inmediata, se logrará restablecer la confianza y se abrirá la recuperación de la economía", concluyó Zoido, rematando así su discurso con una luz de optimismo y a modo de consejo al futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.