Al novelista y catedrático de historia medieval José Luis Corral no le hace ni una pisca de gracia que comparen su novela El Código del peregrino (Planeta, 2011) con El Código da Vinci. “Quien dice eso es porque no se ha leído ninguna de las dos”, responde inmediatamente ante la sola insinuación.
Basándose en el robo del código calixtino, manuscrito del siglo XII desaparecido el verano pasado la catedral de Santiago de Compostela, el autor de El Cid retoma la novela histórica para condimentada con una dosis de recursos policiales, intrigas y conspiraciones.
Los protagonistas de esta novela son Diego y Patricia, dos profesionales del tráfico de obras de arte que son contratados por Jacques Roman, un millonario francés, para que roben el Código Calixtino, un documento que año tras año atrae –mejor dicho atraía, porque fue robado- la atención de miles de peregrinos.
El código, según Corral, es mucho más que una guía de peregrinos. En él se revelan datos sobre la genealogía de Jesucristo que harían tambalear los dogmas de fe cristianos. Para intentar su destrucción definitiva, el Vaticano pondrá en marcha un plan para su destrucción definitiva.
La novela está basada en una “investigación rigurosa sobre hechos verificables”; argumenta José Luis Corral.
El códice del peregrino, insiste él, no es ni un intento de best-seller ni un título más en la fiebre de la novela histórica, desapariciones de griales y demás exóticas teorías conspirativas.
Autor de los libros de ensayo e investigación Historia de la pena de muerte (2004), Breve Historia del Temple (2006) y Una historia de España (2008), y de las novelas El Cid o La prisionera de Roma, José Luis Corral defiende la importancia de la historia como mecanismo literario.
-A ver, El código del peregrino… ¿un policial, una novela histórica o un intento de bestseller?
-Es una novela multi-género, tiene una parte muy importante de novela de intriga, tiene también características de policial y una parte importante de novela histórica. Las especulaciones con respecto a la genealogía de Jesucristo, todo lo que es la composición del código calixtino y lo que desencadena su desaparición a manos de dos ladrones de arte.
-Un lector malicioso pensaría en una excesiva impronta de El código Da Vinci…
-No se parecen en nada.
-¿Seguro?
-Hay un tema que coincide en cierto modo, que es la genealogía de Jesús. En El código Da Vinci todo es inventado y además todas las situaciones contemporáneas no son así, no tiene monjes ni nada por el estilo. Mi novela parte de hechos reales, la genealogía documentada de Jesucristo.
-Sin duda, lo que sí tiene el libro es una “rabiosa actualidad”
-Sí, la novela parte de del robo del Código Calixtino en verano. Aunque sea controvertida y polémica, todo en ella está documentado . El Código da Vinci es pura ficción.
-¿Sabe si la policía ha leído?
-No lo sé
-Históricamente el peso del manuscrito como herramienta de una campaña política ha sido innegable. A partir de él, el obispo Gelmírez logró hacer de Santiago de Compostela la sede episcopal más grande de Europa y el mayor centro de peregrinación de la cristiandad.
-El manuscrito es del siglo XII. Es un libro de libros donde se copiaron todos los libros que el Obispo del momento creyó más interesantes para la propaganda de la catedral: los presuntos milagros de Santiago, el traslado del cuerpo; hay también un libro de las batallas de Carlo Magno, inventado del siglo XII; la guía del Peregrino, que ocupa un 10% del códice escrito por un monje de verdad y que cuenta en un relato cuáles son las etapas del camino, los lugares donde hay reliquia además de liturgia de la catedral … Es un popurrí y su valor es extraordinario.
-¿Por qué cree que existe este renovado entusiasmo en los lectores por la novela histórica?
- En España hay un grupo importante de personas a la cual su pasado le importa un bledo pero sí hay gente que le interesa y sigue sin acudir a los ensayos académicos. Los historiadores no atraen a la gente, mejor dicho, no atraemos o no hemos sabido atraer a la gente … por lo que fuera, porque nos habíamos recluido en nuestro conocimiento y lo que ha hecho la gente ha sido acudir a novela histórica , que ha sido un refugio para quienes querían conocer el pasado y creo que eso debería de hacer pensar a los escritores.
-Es un género complicado. Los escritores argumentan que eso no es literatura y los historiadores que no es historia…¿entonces?
-A finales de los noventa, los colegas historiadores sí rechazaban a la novela histórica porque decían que no era historia pero eso depende de qué se entiende por novela histórica. Se puede hacer esa acusación a la ficción, por mala documentación o metodología… Creo que es un complejo del historiador con respecto al escritor porque en el campo de la novela histórica han aparecido grandes escritores e historiadores, por ejemplo, Margarita Torres o Juan Eslava de Galán …. Los documentos están absolutamente manipulados. En ese sentido, una cosa son los hechos y otras sus interpretaciones… ¿por qué no puede hacer una hipótesis un historiador y un novelista en cambio sí? No digo que se mezclen géneros pero sí proponer una reflexión sobre la historia.