En bancarrota, la empresa estadounidense General Motors (GM) había dejado el puesto de líder mundial de los automóviles a su rival Toyota en 2009. Tres años después, GM es una empresa pública cuyas ventas subieron el 13% en 2011, por encima de los nueve millones, y consigue unos beneficios de 2.500 millones. Y eso pese a un mercado automovilístico más y más competitivo.
GM asienta así un curioso precedente para los tiempos que corren: la empresa, gestionada mediante una suerte de capitalismo de Estado, ha capeado con creces el temporal. Si en 2009 se anunciaron despidos masivos (10.000 nada menos, para una plantilla de más de 80.000 trabajadores), esa situación no solo se ha evitado sino que el principal sindicato de la compañía (UAW, United Auto Workers) acaba de alcanzar un acuerdo con los gestores para contratar a 6.500 asalariados más.
Encuentros frecuentes
El frenesí sindical ha llegado a tal punto que varios medios estadounidenses cuentan que el UAW habría pedido asesoría… a la Corporación Mondragón, organizada a partir de cooperativas. Fuentes de la corporación confirman contactos frecuentes con esa central y con otras como el USW pero desmienten la función asesora que algunos les atribuyen.
“Mantenemos encuentros frecuentes con GM tanto en España como en Estados Unidos en los que intercambiamos prácticas, experiencias y otras tareas. Es verdad que los encuentros se han intensificado desde la quiebra de 2009. Pero no hemos llegado a tanto”, ironiza un portavoz de Mondragón.
Progresos en el mercado asiático
Además, GM ya ha abonado el préstamo que le hizo el Gobierno Federal cuando se produjo la debacle. Cuando Obama anunció la decisión de nacionalizar a la compañía de Detroit, miembros del Partido Republicano tildaron la medida de “socialista” e incluso evocaron a la Unión Soviética. Ahora pueden arrepentirse.
GM compite, de hecho, en un mercado complicado: el sector del automóvil ha vivido espectaculares cambios este año. Con 8,16 millones de coches vendidos, Volkswagen sube al segundo puesto del podio y deja atrás a Toyota. El grupo nipón ha visto su producción muy perturbada por el terremoto en Japón y las inundaciones en Tailandia, por lo que ha vendido 7,05 millones de coches de marcas Toyota y Lexus, el 6% menos que en 2010.
El éxito de General Motors tiene también otras razones: el grupo estadounidense ha progresado en los dos primeros mercados del mundo, Estados Unidos y China, donde ha vendido 2,5 millones de coches. Según publica el economista E.J. Dionne en The Washington Post, el ejemplo de GM revela “cómo las centrales sindicales pueden dar lo mejor de sí cuando se trata no solo de proteger el interés de su gremio, sino también la prosperidad de las compañías que los emplean”.