La reforma laboral ha suscitado reacciones de todo tipo en los colectivos de la sociedad, aunque entre los abogados los comentarios son coincidentes al señalar que era necesaria y va en la buena línea. Quedan algunas lagunas que tal vez se aclararán cuando se conozca el texto definitivo del decreto. Pero al menos supone un avance que remitirá el miedo del empresario a contratar y que, en cuanto la economía ofrezca el menor síntoma de reactivación, facilitará la contratación.
Federico Durán, socio y responsable del área laboral del despacho Garrigues, comenta que “es positiva, tiene algunas medidas interesantes, aunque no es una reforma completa. No cambia el marco laboral que tenemos, aunque algunas propuestas suponen un avance”.
El experto sigue poniendo de manifiesto la incógnita del despido por causa objetiva: “se aclaran las causas, pero habrá que verlo, ya que en la anterior reforma también se intentaron aclarar”. Durán no tiene del todo claro que esta modalidad de despido pueda realizarse sin control judicial.
Aunque se muestra crítico y considera que debería haberse incluido la modalidad de un contrato de crisis o de coyuntura “que hiciera perder realmente el miedo al empresario a contratar”, o que la ultraactividad de dos años de los convenios es excesiva, le otorga un aprobado a la reforma, reconociendo que “como profesor, soy muy exigente a la hora de calificar”. Un aprobado es una buena nota, en su opinión.
Más rotundo se muestra Íñigo Sagardoy, del despacho Sagardoy Abogados. El jurista comenta que “es una reforma histórica, decidida y valiente. Toca todos los ámbitos: contratación, terminación, negociación, flexibilidad…”
Sagardoy destaca dos aspectos: “el fomento de la estabilidad en el empleo, eliminando las dualidades de contrato y propiciando la contratación indefinida”, y, sobre todo “la flexibilidad. Hasta ahora, era más fácil echar a los trabajadores que modificar sus condiciones”.
Valora también “el fomento de la empleabilidad”. Las medidas de formación en su opinión son muy potentes así como en la lucha contra el fraude y el absentismo laboral.
Jueces duros
Sobre la clarificación del despido por causa objetiva, Sagardoy señala que “nuestra experiencia es que los jueces cada vez son más duros y están aprobando este tipo de despidos, con 20 días de antigüedad por año trabajado. Hace tiempo que ven la realidad de las empresas”, por lo que no teme que haya una avalancha de despidos derivada de la apertura de esta nueva posibilidad.
Sagardoy cree que para esta reforma laboral es buena para que vuelva el empleo, aunque hace falta un pequeño empujón de la economía, ya que “la ley laboral no es quien lo genera”. En este sentido, Federico Durán también es optimista y cree que “puede generar empleo per se. Puede haber empresarios a los que se haya eliminado su temor a contratar”.
Otras fuentes consultadas critican que la reforma no tiene un sesgo definido. Flexibiliza por un lado, pero por otro subsidia, algo que filosóficamente choca. “Es ofrecer una de cal y una de arena continuamente”, apuntan fuentes académicas.
Otras reacciones conocidas fueron las de CEOE y CEPYME, que coincidieron en que “van en la buena dirección”, aunque patronal catalana Fomento del Trabajo la considero “desigual y limitada”.
Josep Antoni Duran i Lleida la valoró positivamente, aunque señaló que tiene que venir acompañada de un plan de choque contra el paro, porque por si sola no creará empleo.
En el lado contrario, Jesús Caldera, portavoz del PSOE en la Comisión de Empleo, la calificó de “decretazo”, mientras Cayo Lara, de IU, pidió movilizaciones para defender los derechos de los trabajadores, ya que, en su opinión, esta reforma no creará empleo.