El Banco Central Europeo (BCE) sigue echando una mano a los bancos españoles y al Gobierno, al financiar indirectamente al Tesoro. En enero, prestó a las entidades domésticas 26.000 millones de euros, mientras el organismo encargado de la financiación del estado subastó deuda por un importe de 24.000. Un arbitraje o carry trade del sistema financiero en toda regla, que toma dinero en la entidad que preside Mario Draghi y lo coloca en Letras y bonos. La coincidencia es casi perfecta aritméticamente.
La ausencia de liquidez en el sistema financiero, debida a la crisis bancaria y económica, ha provocado que los mercados de capitales estén cerrados. Pocos bancos logran emitir en los mercados primarios y las exigencias de recapitalización acentúan esa sequedad.
Eso está provocando que las entidades financieras, sobre todo las no sistémicas, se estén reordenando orgánicamente, poniéndose en manos del BCE para que les suministre liquidez y beneficios, a través del carry trade.
Por su parte, eso financia a los tesoros de manera indirecta pero eficaz. Este año parecía dramático para varios países, entre ellos España, debido al elevado monto que debían refinanciar.
Los bancos están comprando bonos de sus países de referencia, ya que no desean contraer en sus balances riesgos de otros países, después de los episodios vividos por las crisis de deuda soberana, crisis que todavía podría reavivarse si el caos de Grecia no se arregla. Por ello, no es exagerado afirmar que las colocaciones de los estados se están cubriendo con dinero de banca local, tomado en el BCE. Financiación a estados que no puede hacer la entidad que preside Draghi de manera directa. Este mecanismo no satisface a Ángela Merkel en absoluto, que reitera una y otra vez que el BCE no está para eso.
La dependencia, por tanto, del BCE es grande, sobre todo para las entidades medianas, que no logran colocar papel propio en los mercados de capitales para financiarse. Numerosos expertos así lo ponen de manifiesto. En Ahorro Corporación comentaban ayer, tras la subasta de Bonos que “la liquidez del BCE sigue siendo determinante para estimular la demanda de deuda”. De esta manera, ponían de manifiesto que “el aumento del préstamo bruto de BCE a los bancos españoles en enero prácticamente equivale a la emisión bruta realizada por el Tesoro en el mismo mes”.
Esto está facilitando que el Tesoro pueda solventar en las últimas semanas las subastas con importes que rondan o incluso superan ampliamente los rangos de colocación. De momento, ya están cubiertas las necesidades de financiación del Estado para el primer trimestre y casi un tercio de las calculadas para todo el ejercicio.
A pesar de que ayer numerosos titulares alertaron de que el Tesoro tuvo que colocar los bonos a tres años al 3,332% desde el 2,861% previo, también hay que reseñar que los activos con vencimiento en enero de 2015 lo hicieron al 2,966% desde el 4,984% anterior y que los bonos a 7 años se asignaron al 4,832%, frente el 5,352% previo. Los ratios de cobertura fueron de 2,19, 4,37 y 3,27 veces respectivamente, en todos los casos por encima de las pujas previas. En definitiva, una colocación “aceptable”, como señalaban expertos de Banif después de conocerla.
El BCE interviene
Pero Mario Draghi se ha desmarcado claramente de Merkel. El BCE está muy vigilante y no quiere un colapso en los mercados como el que estuvo a punto de ocurrir a finales de noviembre pasado. Así, dota de liquidez ilimitada e interviene en los mercados cuando considera.
De hecho, ayer la deuda española sufría una sesión de infarto, con fuertes pérdidas en el mercado secundario, que llevaron la prima de riesgo hasta el entorno de 370 puntos. El 10 años llegó a superar el 5,60%, según datos de Infobolsa, cuando comenzó el mes desde el entorno del 4,85%. Volvía a estar muy cerca de la zona de peligro.
Pero al cierre dio la vuelta de manera espectacular, cerrando en el 5,32%, desde el 5,43% de la apertura. ¿Cómo es posible que se diera así la vuelta el mercado? Los expertos lo justifican en la buena resolución de deuda, pero no faltaba quien decía que la mano previsora del BCE había dado la vuelta al mercado con un golpe seco, como sólo alguien con ese músculo financiero puede dar.