Después de tres largos años de ausencia, Mariano Miguel ha vuelto al sector inmobiliario de la mano de la consultora estadounidense Clayton, que acaba de desembarcar en España. La última experiencia del ejecutivo en el área fue más que traumática ya que fue el máximo responsable de Inmobiliaria Colonial en 2008, cuando la empresa estuvo al borde del concurso de acreedores por la suicida gestión de su ex presidente Luis Portillo, del que Miguel era su mano derecha.
Clayton, con sede en Connecticut (EEUU) y en Bristol (Reino Unido), está especializada en el asesoramiento de empresas en lo concerniente a préstamos hipotecarios y gestión de activos inmobiliarios y busca oportunidades en el convulso escenario que presente ahora el sector en España.
Para ello, la firma anglosajona ha decidido contar con los servicios de Mariano Miguel, que llevaba desde mediados de 2008 desaparecido de la primera línea de los negocios, enfrascado en luchas judiciales con su antigua compañía de las que aún no ha terminado de salir.
Mariano Miguel salió de Colonial tras el verano de 2008, cuando las entidades financieras acreedoras de la compañía tomaron el control. La deuda de Colonial rozaba los 9.000 millones de euros, producto de casi dos años de costosísimas operaciones de compra con apalancamiento.
Pelea en los tribunales
Mientras, su cotización se hundía sin remisión debido al castigo que el mercado estaba aplicando a la ruinosa gestión de Portillo, al que siempre asistió Miguel como consejero delegado, incluida la época en la que ambos comandaban la pequeña Inmocaral.
Tras la dimisión de Portillo, el ejecutivo acaparó los cargos de presidente y consejero delegado y trató de negociar una refinanciación con los acreedores, un proceso que estuvo a punto de finalizar con la compañía en situación concursal.
A partir de su marcha de la compañía, la relación entre Colonial y Mariano Miguel fue complicándose. En primer lugar porque una serie de ejecutivos de la empresa liderados por Miguel reclamaron unas indemnizaciones que los nuevos gestores que llegaron a Colonial a mediados de 2008 no estaban dispuestos a pagar. Tras el correspondiente litigio en los tribunales, Mariano Miguel logró una indemnización cercan a 1,5 millones de euros por su salida de la empresa.
Posteriormente, los nuevos gestores de Colonial iniciaron una acción social de responsabilidad contra sus antecesores en los cargos que incluyó una denuncia contra Portillo y Miguel por la adquisición de Riofisa, a comienzos de 2007, por un precio de 2.000 millones de euros, sensiblemente por encima de la cotización en bolsa de la adquirida. El proceso continúa abierto en los tribunales.