El tiempo de la negociación entre Artur Mas y Oriol Junqueras para fijar el calendario electoral en Cataluña acabó ayer. La última intentona del líder de Esquerra Republicana (ERC) para convencer al presidente de la Generalitat de que adelantara las autonómicas incluyó una amenaza explícita: si no daba el paso, le sacaría los colores en la comisión de investigación creada en el Parlament sobre el patrimonio de la familia Pujol.
Un alto cargo de Esquerra explica así la advertencia: “Lo que se le dijo a Mas es que si no había adelanto electoral, pasaríamos a la oposición con todas las consecuencias, y eso quiere decir que no apoyaríamos los Presupuestos de 2015, ni tampoco cubriríamos las espaldas a CiU en la investigación sobre Pujol”.
Al ceder al adelanto electoral, Mas salva los Presupuestos y la investigación del 'caso Pujol"
Pese a estas advertencias, la dirección de ERC estaba convencida de que Mas no daría su brazo a torcer y evitaría un adelanto electoral antes de mayo, como así ha sido. El calendario anunciado ayer por el presidente de la Generalitat lleva la legislatura hasta el 27 de septiembre, el tiempo necesario para que CiU y ERC fortalezcan su “pacto de unidad” y concurran a las urnas con un programa común, aunque en listas diferentes, después de que se disuelva el Parlament el próximo agosto. Las autonómicas tocaban en noviembre de 2016.
“La información que tenemos nos dice que, al final, las presiones de La Caixa, del Sabadell y de Fomento han surtido efecto, acompañando la resistencia de un importante sector de Convergencia a ir a elecciones antes de mayo”, señalan en ERC.
Oriol Junqueras ha transmitido en los últimos días al resto de la cúpula de ERC que él ha hecho todo lo que estaba en sus manos para convencer a Mas de que fuera a elecciones en marzo, renunciando incluso a incluir en la candidatura republicana a independientes. “Algunos en nuestras filas han interpretado como una humillación que alguien desde fuera nos diga cómo tenemos que gobernar nuestra casa, pero si éste era el precio a pagar por un adelanto electoral, estábamos dispuestos a pagarlo. Como es evidente, no hemos podido vencer del todo las resistencias”, apuntan en ERC.
ERC planeaba pasar a la ofensiva si no había acuerdo
En las filas de CiU se admite que Artur Mas y su Gobierno lo hubieran pasado muy mal en los próximos meses si no hubiera habido acuerdo y ERC hubiera pasado a la ofensiva, observando inquieta como se enfriaba el proceso soberanista en Cataluña. Para empezar, el Gobierno catalán todavía no tiene aprobadas las cuentas de 2015 y podía verse condenado a gestionar su prórroga. Además, la investigación parlamentaria a la familia Pujol puede acabar en nada, si CiU y ERC se confabulan para ello, o acelerar la descomposición interna de Convergencia si salen todos los escándalos a la luz. La fijación de las elecciones para el 27-S parece haber frenado este peligro.
Mas temía que la comisión de investigación a los Pujol acelerara la descomposición de Convergencia
Esto es, en suma, lo que estaba en juego, una causa general contra más de tres décadas de gobierno nacionalista que, dependiendo de su magnitud, podía acabar dando la vuelta al mapa político catalán. Tanto en CiU como en ERC se valora también el papel que puede desempeñar Podemos en este tablero, teniendo en cuenta que su tendencia alcista en las encuestas puede acabar amenazando la mayoría absoluta que suman las fuerzas independentistas. Aunque el Partido Socialista de Cataluña (PSC) e Iniciativa pueden ser los más perjudicados en esta circunscripción por el empuje de la formación que dirige Pablo Iglesias, el terremoto puede acabar afectando también a la mayoría de las fuerzas catalanas, un argumento que han utilizado en las últimas semanas los sectores soberanistas favorables al anticipo electoral, ante los que Mas ha cedido en parte.
