Se sabía que el AVE gallego no iba a funcionar a las primeras de cambio, aunque no hasta tal punto. A pesar de los más de 2.500 millones de euros invertidos entre Ourense y Santiago de Compostela y de los más de 1.000 millones entre esta última y A Coruña, la respuesta de los usuarios ha sido modesta. Tres de cada cuatro asientos viajan sin ocupante.
Ese es el balance de los tres primeros meses de la alta velocidad gallega, una línea que espera conectar pronto con Vigo (en 2014) y, no tan pronto, con la meseta y con Madrid. Según datos de la propia Renfe y de otras publicaciones, el trayecto arroja un saldo muy poco rentable: entre el 11 de diciembre y el 11 de marzo, entre Ourense y A Coruña solo se completaron el 24% de las plazas disponibles.
Una cifra que cae hasta el 18% (49.700 viajeros, a 518 al día) en lo que respecta a los primeros meses del recorrido Ourense-Santiago, que dura solo 40 minutos. En otras palabras: de los 10 trenes diarios entre esos dos puntos, los viajeros solo dan para llenar dos. El número de viajeros totales es de 62.000, a 68 pasajeros por tren.
Lanzaderas Avant
El 11 de diciembre, el entonces ministro en funciones de Fomento José Blanco vio junto a Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, cómo el AVE gallego debutaba en la región. Aunque en realidad la alta velocidad de Galicia no es AVE: de momento, lo que se utilizan son las lanzaderas Avant, que conectan trayectos de Media Distancia (Córdoba-Sevilla o Madrid-Valladolid, por citar dos ejemplos).
De Ourense a Santiago parten cinco trenes (los mismos que recorren el trayecto inverso). De esos cinco, cuatro conectan Santiago y A Coruña (solo dos Ourense y A Coruña). Los precios no parecen por ahora excesivamente elevados: entre Ourense y Santiago, 13,50 euros el Avant por 8,20 euros el Regional; entre Santiago y A Coruña, 10 euros el Avant por 6 el regional; y entre Ourense y A Coruña, 22 euros el Avant.