"Todos somos Juana" o "Juana está en mi casa" son los mensajes con los que la sociedad se ha volcado con el reciente caso de Juana Rivas. El pasado 25 de julio, el Juzgado de Granada obligó a una madre a entregar a sus hijos al padre, denunciado por malos tratos el año pasado y que, asimismo, fue condenado por un delito de lesiones en el ámbito familiar en el año 2009. Juana Rivas es una mujer que no quiere dejar a sus hijos con un marido maltratador y asegura que estarían en peligro si viviesen con él.
Rivas vivía en Italia, en la isla de Caloforte, presuntamente, su marido la maltrataba tanto física como psicológicamente. Un día se cansó y se escapó a España junto a sus dos hijos, de 3 y 11 años. El Juzgado puso un día y una hora límites para que Juana Rivas les 'devolviera' a su padre, el pasado miércoles 26 de julio. Rivas no apareció y ahora, tanto ella como los dos pequeños, se encuentran en paradero desconocido.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Granada asumió este sábado por la vía penal su caso y ha citado a ambas partes el próximo 8 de agosto. Esto se ha producido tras el rechazo de un juzgado de lo civil. Rechazó las medidas cautelares solicitadas por la pareja de Rivas. Ahora, será la vía penal la que abra una nuevo camino en la investigación para comprobar los delitos de los que se acusa a Juana Rivas: contra la administración de la Justicia y secuestro.
"Es mucha la valentía de Juana Rivas a pesar de todo lo que ha vivido", cuenta Andrés Quinteros, director del Centro Psicológico Cepsim, en conversación con Vozpópuli. "Estaba muy recluida y ha logrado sacar esa fuerza", añade. Sin embargo, aclara que "hay muchas mujeres que piensan que uno de los peores pasos que han dado es meterse en un proceso judicial", ya que, no ven respuestas.
Lo primero que habría que tratar es ver una solución a nivel europeo, no es lógico que la Unión Europea no tenga una legislación común en este sentido"
En este punto existe una gran laguna a nivel europeo. "Hay muchos casos de mujeres españolas en otros países de la Unión Europea y aún hoy en día cuando compiten las legislaciones de ambos países, cada una va por un lado", afirma Quinteros. "Lo primero que habría que tratar es ver una solución a nivel europeo, hay muchas parejas y no es lógico que la Unión Europea no tenga un modelo o una legislación común en este sentido", dice.
El psicólogo añade que a la hija de Rivas ni siquiera se le ha realizado "una evaluación": "No se le ha preguntado por ello".
Este sábado se conoció que Rivas, aún en paradero desconocido, formalizará el próximo lunes a través de una letrada un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional en el que pedirá quedarse con sus hijos. Este recurso tendrá lugar el 31 de julio a partir de las 9.30 horas en Madrid.
Sin embargo, y aunque este caso se haya convertido en mediático, no es la primera vez que ocurre algo así. No es la primera vez que una madre incumple el régimen de visitas establecido a consecuencia de la violencia machista. Antes del de Juana Rivas, otros nombres sonaron en los medios por circunstancias similares. María José Carrascosa, Isabel Monrós, Elena de Pedro, María Salmerón o Ángela González son algunas.
Casi una década en la cárcel
El primer caso data de 1999. María José Carrascosa es una abogada valenciana que se vio envuelta en una pesadilla. Se casó con un estadounidense, Peter Innes, con quien tuvo una hija un año después. Sin embargo, el matrimonio duró cinco años. Carrascosa acusó a su marido de presuntos maltratos y de tratar de envenenarla, así como daños morales y físicos.
La madre de familia regresó a España aun sabiendo que la ley establecía que la pequeña no podía abandonar Estados Unidos. En 2006 se desplaza al país norteamericano donde, tras juzgarla, la Justicia considera que debe cumplir 14 años de cárcel. En 2015 Carrascosa salió de prisión con libertad incondicional y aseguró que fue torturada y sufrió contencioso daño psicológico en los 9 años que cumplió de condena por tratar de escapar con su hija.
Con sus hijos, pero en México
Isabel Monrós vivió un episodio similar en el año 2013. Tanto ella como su exmarido son valencianos y se fueron a vivir a México. Ella trató de regresar junto a sus hijos, pero una resolución judicial obligaba a los pequeños a residir en el país centroamericano.
Monrós se divorció del padre de sus hijos en 2009, aunque esa demanda fue interpuesta sin que ella fuera consciente. La mujer aseguró sufrir maltrato psicológico. Asimismo, afirmó que sus hijos temían a su padre. Tras el divorcio, el exmarido no proporcionó a la madre la manutención alimenticia de sus hijos. Ella sobrevivió con la ayuda de sus familiares, pero llegó un punto en el que no podía continuar.
Monrós huyó a España pero su marido la denunció por sustracción de menores e incumplimiento del régimen de visitas. Su causa fue archivada y tanto ella como sus hijos fueron llamados por el juzgado para una supuesta valoración psicológica. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, Monrós fue despojada de los pequeños. El final de la historia permitió a la madre a recuperar a sus hijos, aunque obligó a Monrós a que lo hiciera en México para que su padre pudiese verles.
Las mujeres tienen miedo cuando no prosperan los juicios por violencia de género y los padres se los llevan a su país, es un gran problema psicológico"
El director de Cepsim afirma que en su centro han tenido varios casos, no solo de España, también de Estados Unidos, Francia, Inglaterra e Italia, aunque la diferencia en estos casos es que ese era el país de la mujer. "La dificultad y la preocupación de las mujeres era el miedo que tenían a que en una visita de los niños y niñas al padre, se los llevaran", narra.
"Recuerdo un caso en el que una mujer se trajo a sus niños", cuenta. "Muchas veces, las mujeres tienen miedo cuando no prosperan los juicios por violencia de género y los padres se los llevan a su país, es un gran problema psicológico", asevera.
En manos de Portugal
El tercer caso es el de Elena de Pedro. Aseveró que sufría malos tratos por parte de su marido, de nacionalidad portuguesa, y que esa fue la razón que la hizo volver a España con sus hijos. De Pedro se atrincheró en su casa de El Retiro para evitar que la separasen de ellos.
Aquí la justicia, lejos de lo que esperaba De Pedro, la dejó en manos de la legislación portuguesa.
Quinteros recuerda algunos casos. "Recuerdo un par de casos en los que los hombres de la pareja eran muy agresivos y manipuladores. Les correspondían 20 días de vacaciones con sus hijos y los aprovechaban para restringir y limitar las llamadas para desestabilizar a la madre. Ellas vivían con un estado de incertidumbre muy alto, no sabían si sus hijos iban a volver", cuenta.
Indultada
Vozpópuli ha recopilado un cuarto caso, el de María Salmerón, más reciente. Tanto ella como quien era su marido vivían en España. Salmerón sufrió vejaciones, insultos y maltrato físico por parte del padre de su hija, quien fue condenado por malos tratos.
La madre, tras esta sentencia, inclumplió en varias ocasiones el régimen de visitas, ya que, entre otros motivos, su hija le pedía no ver a su padre. Ella tuvo que decidir entre cumplir con la ley o aceptar la petición de su hija. Decidió lo segundo, lo que llegó a provocar que tuviera cuatro condenas de prisión a sus espaldas. No obstante, la justicia, por la presión mediática y social, le concedió el indulto a Salmerón.
Los menores anteriormente no recibían tratamiento psicológico si el padre no estaba de acuerdo y ahora sí"
Asesinato tras 50 denuncias sin respuesta
Finalmente, el nombre de Ángela González también sonó en los medios. Sin embargo, su caso no tuvo ninguna respuesta. Su pequeña hija de tan solo siete años fue asesinada por su padre, en una visita que no estuvo vigilada. La madre había interpuesto más de 50 denuncias y, aún así, nadie evitó el final, no se tomaron medidas.
Ningún tribunal reconoció que se produjesen fallos en la protección de su hija y fue el Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer, de las Naciones Unidas, el que condenó a España en 2014 por el asesinato de la pequeña. Recomendó al Gobierno tomar medidas para evitar este tipo de casos y exigió que indemnizara a González. El Gobierno, no obstante, señaló que las indicaciones de las Naciones Unidas no eran vinculantes.
Este 28 de julio se ratificaron 212 medidas dentro de un Pacto de Estado por la violencia de género. Se trata de un paso adelante y, aunque aún queden lagunas, hay un punto esencial que se ha reforzado: la situación de los niños y su necesaria protección. "La nueva ley aprobada por el Congreso suple algunas lagunas", afirma Quinteros. "Los menores anteriormente no recibían tratamiento psicológico si el padre no estaba de acuerdo y ahora sí", añade. "Antes se dejaba de lado a los niños y ahora se legisla también sobre ellos", señala. "Aún la vía judicial puede perjudicar a estas mujeres, la sociedad debe movilizarse", concluye.