Amenaza de tormenta en las listas electorales de Málaga. Celia Villalobos, que se vio relegada al puesto número dos en las elecciones de diciembre, ya ha enviado señales inequívocas de que quiere ser de nuevo la cabeza de cartel. José María García Urbano, quien le levantó el puesto hace cuatro meses, ha renunciado a repetir de nuevo en esa plaza. Las incompatibilidades le han forzado a elegir y el alcalde de Estepona ha optado por su carrera como registrador de la propiedad. Su abandono deja un hueco que Génova estudia ahora cómo cubrir. No es tarea fácil. Villalobos es un peso pesado dentro del PP andaluz e incluso del nacional. Su reacción, tras ser desplazada de la cabecera electoral, fue de desagrado y hasta de ostensible malestar. Juanma Moreno, presidente del PP andaluz, tuvo que emplearse a fondo para doblegarla y colocar al frente a Urbano, quien ahora acaba de renunciar. Villalobos, esposa del máximo asesor electoral de Rajoy, Pedro Arriola, se vio compensada con el sillón de la vicepresidencia del Congreso, algo que provocó una reacción de desencanto entre los sectores más jóvenes del partido, que anhelan gestos de renovación.
Villalobos ha dicho estos días que le gustaría recuperar su papel al frente de las listas malagueñas, casi una tradición
Villalobos ha dicho estos días que le gustaría recuperar su papel al frente de las listas malagueñas, casi una tradición. Tras un almuerzo con Elías Bendondo, jefe del PP en la provincia y hombre fuerte de Javier Arenas en la región, mostró su voluntad de volver por sus fueros y repetir como número uno. Bendondo le hizo ver, según fuentes del PP local, que ni sueñe con tal posibilidad y que ha trasladado a Génova su decisión de que el puesto sea ocupado por otro candidato. "No haré guerra de este asunto", dijo la aludida, ostensiblemente contrariada y disgustada. "Si quieren poner a otro, que lo pongan". La jugada de degradar a Villalobos al segundo puesto se saldó con la pérdida de dos diputados por la provincia en las generales. Algo no achacable, seguramente, al ahora dimitido Urbano, sino más bien al retroceso generalizado que experimentó el partido en esos comicios.
Ni peleas ni ruidos
Negocian ahora, con urgencia, los dirigentes regionales con los altos cargos nacionales del partido para solventar este asunto. Rajoy ha dado instrucciones de que las listas no se muevan, salvo en casos de fuerza mayor. Pedro Gómez de la Serna fue expulsado a causa de su imputación y no repetirá en Segovia. Tampoco José Manuel Soria repetirá en las listas de Canarias, después de renunciar a su puesto de ministro de Industria, presidente del PP regional y diputado en el Congreso. El resto de las listas deberían permanecer inamovibles, al menos en los puestos de salida, según comentan en fuentes de Génova. Puede haber mínimas sorpresas para recolocar a antiguos miembros de la Administración, que se solventarían con retoques mínimos en Madrid.
Moreno Bonilla estudia cómo solventar el asunto malagueño sin que se arme demasiado estropicio
Moreno Bonilla estudia cómo solventar el asunto malagueño sin que se arme demasiado estropicio. Rajoy no quiere ruidos. La teoría del presidente en funciones es que es en los demás partidos donde se producen codazos y hasta navajazos por las listas, como está ocurriendo en el PSOE. De ahí que la primera reacción de Celia Villalobos haya sido la de ofrecerse para competir por el número uno pero "no armar guerra" en el caso de que la dirección nacional decida mantenerla en la segunda plaza. Esperanza Oña, la eterna alcaldesa de Fuengirola y ahora diputada en el Parlamento regional siempre aparece en todas las quinielas. Incluso se habló de ella como posible candidata a las elecciones de la Junta de Andalucía. Su tradicional enfrentamiento con Arenas le ha vetado esta posibilidad. Manuel Barón, actual alcalde de Antequera, bien visto por Arenas y con predicamento en el PP regional, parece reunir todos los requisitos para encabezar el cartel electoral. Nunca ha disimulado su voluntad de aparecer por Madrid como diputado en Cortes y tiene importantes respaldos como para intentarlo.
Rajoy apenas mete prisa con la elaboración de las listas. Es un clásico del presidente en funciones dejarlo todo para el penúltimo minuto. Pero tras la salida de Urbano, y con Celia de por medio, lo óptimo sería solventar este asunto cuanto antes, comentan en fuentes de Génova. Dolores Cospedal, secretaria general del PP, carece de capacidad de decisión en un territorio en el que perdió la batalla de la designación del presidente de esa zona. Arenas, Sáenz de Santamaría y Moragas encumbraron a Moreno Bonilla, una apuesta arriesgada que por el momento no se ha traducido en resultados positivos.