El fallecido presidente del Santander mostraba una creciente preocupación sobre la deriva soberanista en Cataluña. Así lo manifestó en su último encuentro informal con un grupo de periodistas pocos días antes de su fallecimiento. La iniciativa de Emilio Botín contaba, naturalmente, con el conocimiento y la anuencia del Gobierno. El propio Rajoy había sido informado personalmente sobre el particular por su propio impulsor.
Un buen número de adhesiones del mundo financiero y económico, tanto de Cataluña como del resto de España habían comprometido su respaldo a esta iniciativa. No había aún fecha determinada para el lanzamiento del documento pero se daba por descontado que sería en las próximas semanas. La situación catalana se acelera con un calendario muy apretado. Los hitos inmediatos son la aprobación de la ley de consultas en el Parlament y la convocatoria del plebiscito por parte del presidente de la Generalitat. Acto seguido se producirán los respectivos recursos que interpondrá el Gobierno ante el Constitucional para poner freno a ambas iniciativas.
Compromiso y adhesiones
La desaparición del presidente del Santander no afectará a este proyecto ya que su hija, Ana Patricia Botín, es firme partidaria de seguir adelante hasta su culminación. La hija de Botín participa de esta idea y considera que no debe caer en saco roto, comentan fuentes conocedoras de la propuesta. No sólo por lo que puede significar para la estabilidad política de nuestro país sino porque ya se había comprometido la palabra y la solidaridad de un buen número de adhesiones. Por cierto que un par de notorios dirigentes empresariales catalanes todavía se lo estaban pensando, según las mismas fuentes.
El presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo, Joaquín Gay de Montellà, alertó ayer mismo que en el clima político se están registrado "temperaturas muy altas", pero insistió en la letanía de la negociación, el encaje y el diálogo, previo reconocimiento de que las reivindicaciones soberanistas no son coyunturales.
Sondeos del BBVA
La inquietud por la deriva política en Cataluña también afecta a otras entidades empresariales y financieras de nuestro país. Por ejemplo en el BBVA se trabaja desde hace meses en una amplia prospectiva en torno a determinados movimientos y agrupaciones antisistema en la comunidad catalana, cuyas expectativas de voto aumentan espectacularmente, según los sondeos. Analistas del BBVA rastrean desde hace tiempo la Cataluña interior para detectar la amplitud y el desarrollo de estas opciones políticas emergentes.
Los dos próximos meses inquietan enormemente en Moncloa. CDC y ERC ya no disimulan sus tensiones, como ayer se constató en el Parlament durante el debate de política general. Habrá elecciones anticipadas, de acuerdo con todos los indicios. El propio Artur Mas lo dio casi por hecho. Su intervención en el debate resultó un largo adiós y el dibujo, algo incierto e impresionista, de un horizonte indefinido en la región.
Pero el periodo post-plebiscito es una incógnita rebosante de aspectos inquietantes. En el equipo del presidente del Gobierno se hila muy fino, con enorme discreción. Por eso las meteduras de pata de Moragas o de García-Margallo sientan a cuerno quemado en el equipo de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Moragas ha acaparado titulares, muy a su pesar, por sus famosos sms a la exnovia de Jordi Jr. en tanto que el ministro de Exteriores mostró una vez más su tosquedad diplomática (dicen que pactada con el propio Rajoy, su estrecho amigo) con torpes amenazas sobre futuras acciones de Gobierno.