Aunque en el Bloque Nacionalista Galego reina la satisfacción por el magnífico resultado obtenido en las últimas elecciones autonómicas, que supusieron la consolidación plena de esta fuerza política como la segunda más importante del arco parlamentario a mucha distancia del PsdeG, con una ventaja de 25 escaños frente a 9, los dirigentes de la UPG (Unión do Pobo Galego), grupo matriz y mayoritario de la formación, no han dudado en lanzar serias advertencias sobre la necesidad de impulsar mucho más los principios básicos y fundacionales del soberanismo de izquierdas.
¿Se trata de una crítica explícita a la figura de Ana Pontón y a su estrategia de ampliar la base social y electoral del partido mediante la proyección del llamado ‘nacionalismo amable’? Opiniones hay para todos los gustos, pero lo cierto es que la Secretaría Política de la UPG acaba de aprobar un documento en el que destaca el error que supondría “abandonar los postulados políticos del nacionalismo popular” con tal de parecer “más transversales”.
La plana mayor de la Unión do Pobo Galego, formación de clara tendencia marxista y leninista, va más allá e incide en la necesidad de “plasmar alternativas para las clases populares”, defender “la lengua y el país” (el país gallego, se entiende) e “impulsar las herramientas de autogobierno en el camino a la soberanía”.
En cuanto a la que fue candidata a la presidencia de la Xunta, la UPG reconoce que la campaña electoral desarrollada por Ana Pontón “funcionó adecuadamente como estrategia de captación de voto”, pero también señala que dicho proceso tuvo un “alto grado de presidencialismo”, afirmación que muchos analistas han interpretado como una velada crítica al protagonismo casi exclusivo alcanzado por la líder del Bloque durante la contienda previa al 18-F. La UPG, partido en el que siempre ha militado Ana Pontón, incide de forma especial en esta cuestión y manifiesta de forma expresa que esa estrategia “no puede suponer ni relajar los procedimientos internos colectivos en la toma de decisiones, ni renunciar a trasladar una imagen pública más coral y plural”.
Pese a que la dirección del grupo hegemónico del BNG no ahonda más en el papel jugado por Pontón durante la campaña electoral, es un secreto a voces que muchos militantes de la UPG manifestaron su disconformidad con que la candidata pasara de puntillas sobre los puntos más ‘ideológicos’ del programa electoral para centrarse básicamente en asuntos genéricos, tales como el estado del sistema sanitario, la creación de una tarifa energética especial para los gallegos o la gratuidad de las autopistas dependientes del Estado.
Polémica por el uso exclusivo del gallego en la enseñanza
Especial rechazo provocó, entre los defensores de la línea dura y doctrinaria de la UPG, que Ana Pontón acabase prácticamente acorralada por el candidato popular, Alfonso Rueda, cuando este, en el debate celebrado en la televisión autonómica, acusó al Bloque de querer imponer el uso exclusivo de la lengua gallega en los colegios e institutos. La líder del BNG, en ese momento, llegó a negar dicha imposición pese a que en el programa electoral figuraba la necesidad de dar los pasos necesarios para lograr “una enseñanza totalmente gallego”, lo cual se interpretó entre ciertos líderes de la UPG como un deseo de la candidata de pasar de puntillas sobre cuestiones básicas e irrenunciables del partido con el objetivo de proyectar de nuevo la idea del ‘nacionalismo amable’.
¿Quiere decir todo esto que el liderazgo de Ana Pontón está en entredicho tras haber conseguido seis diputados más para el BNG con respecto a las anteriores elecciones. En absoluto, pero también está claro que la UPG desea regresar cuanto antes a la ‘línea dura’ marcada por el soberanismo y el autogobierno. Como dice el refrán, la cabra siempre tira al monte.