La tormenta nacionalista promovida por Artur Mas y ERC agita las aguas del estanque dorado catalán. La turbulencia sacude todas las esquinas. No sólo a CiU, la coalición nacionalista en el gobierno, con la posibilidad de una fractura cada vez más patente, sino que afecta también al PSC y al PP, dos partidos en baja y con serios problemas de estabilidad interna.
La continuidad de Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, está en entredicho. Los barones de su partido la consideran un problema a la hora de plantear el espinoso asunto de la financiación autonómica que será crucial el año próximo. El nuevo modelo propuesto por Camacho provocó un notable revuelo interno entre sus homólogos regionales que todavía colea.
Mariano Rajoy hubo de emplearse a fondo hace una semana para intentar apaciguar unas aguas que bajaban muy alteradas. Tanto el presidente del partido como su secretaria general, Dolores de Cospedal, insistieron ante el comité ejecutivo en asegurar que este asunto se abordará cuando toque y que por ahora lo más urgente es seguir remando con fuerza para atravesar cuanto antes la crisis económica.
La complacencia de Camacho hacia postulados que en su momento defendía incluso CiU, sobre una financiación especial para Cataluña han dejado huella y hasta heridas en su formación. Algunos barones confiesan en privado que la líder del PP catalán les crea enormes problemas en su territorio y coinciden en la necesidad de hacer un cambio. Los líos del espionaje de Método 3, un caso del que todavía no se conocen todas sus derivadas, también colabora a cuestionar la continuidad de Sánchez-Camacho quien, además, ve como en los sondeos el partido Ciutadans le come día a día el terreno.
El respaldo de Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy, le ha blindado hasta ahora cualquier posibilidad de ser defenestrada. Pero tanto en el partido como en el Gobierno se manejan ya nombres para una posible sustitución. Quien goza de mayor resplado en estas lucubraciones internas es Xavier García Albiol, actual alcalde de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña en número de habitantes tras Barcelona y Hospitalet. Albiol, 47 años, es un político eficaz, de buena llegada mediática (tertuliano habitual en las teles nacionales, como la propia Camacho) y con un discurso muy firme contra los nacionalistas. Tuvo un problema por una denuncia por xenofobia que jamás prosperó. Goza de la simpatía de las bases del PP catalán y de algunos significados dirigentes de Madrid como Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior y muy próximo a Rajoy, quien, según los corrillos madrileños, está directamente enemistado con Sánchez-Camacho. Albiol es el hombre más mencionado en el capilleo interno de los populares.
La apuesta oficial
También aparece en las listas Dolors Montserrat, hija de una veterana dirigente del PP catalán del minsmo nombre, y actual vicepresidenta tercera del Congreso, cargo en el que sustityó al propio Fernández Díaz cuando fue nombrado ministro. Montserrat es licenciada en Derecho, especialista en asuntos urbanísticos y medioambientales y se ha ganado un perfil muy estimado en la Cámara de los Diputados, donde se valora su formación, su capacidad de manejarse en asuntos esquinados y su buena mano para llevar a cabo negociaciones. Montserrat está muy bien vista en Moncloa y mantiene una relación muy próxima con la vocepresidenta Sáenz de Santamaría,
En el PP catlán tambien aparece el nombre de Enric Millo, antiguo militante de Unió, donde ocupó cargos en el comité de gobierno y de dirección. Incluso fue su portavoz parlamentario. Ingresó en el PP con Josep Piqué, se alistó en las filas de Montserrat Nebrera y finalmente se ha convertido en hombre de confianza de Sánchez-Camacho. Su nombre lo avala el actual equipo de dirección del PP catalán, como una fórmula de continuidad en el caso de que Camacho sea arrojada por la borda.
Encuestas y sondeos
Sabido es que a Rajoy no le gustan los cambios. Y que no piensa hacer modificaciones ni en el gobierno ni en el partido hasta las vísperas de las elecciones europeas. Pero en Génova se da por descontado de que de cara a las autonómicas hay dos comunidades muy importantes en las que toca mover ficha, como son Andalucía y quizás Cataluña. Lo que ocurra en Madrid dependerá de la evolución de las encuestas.
El turbulento panorama que vive ahora Ctataluña no animaría al presidente del Gobierno a hacer movimientos intempestivos en su formación. Las presiones no son menores. Sánchez-Camacho tiene poderosos enemigos tanto en Génova como en Moncloa. Y, por supuesto, en su propia demarcación donde la alternativa de García Albiol ha subido como la espuma en las últimas semanas.