La infanta no sólo negó un trato privilegiado de la Agencia Tributaria sino que denunció ser objeto de un escrutinio especial por parte de Hacienda. “Precisamente por ser la hija del Rey, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalle todos los temas relacionados con la administración y con temas delicados y referentes a Hacienda, siempre he ido con mucho cuidado y he cumplido con mis obligaciones”, concluyó la infanta en su declaración, negando cualquier tipo de trato de favor por parte del fisco. En su opinión no sólo no hubo un trato de favor sino que, al contrario, hubo un escrutinio especial sobre ella.
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El juez llega a plantear a Doña Cristina que no quiere ofenderla con sus preguntas pero mantiene firme su interrogatorio.
"Nunca hubiera aceptado que se me usara como escudo fiscal (...) casi me ofende, Señoría", afirmó la infanta
Pese a lo declarado por el notario de la compañía que afirmó que se había usado a la hija del Rey como “escudo fiscal ante la Agencia Tributaria”, Doña Cristina aseguró que “nunca hubiera aceptado que se me usara como escudo fiscal” y añadió “ni lo hubiese aceptado, ni me consta, casi me ofende Señoría”.
La infanta niega conversaciones con Urdangarín
La hija del Rey no sólo negó las pruebas escritas que se le mostraron sino que también desmintió tener conocimiento de ningún negocio por conversaciones con su marido. Así, afirma que Urdangarín nunca le comentó operaciones firmadas en actos a los que acudió la propia infanta, como el que se realizó en Alcalá de Henares en el año 2003 y retribuyó 11.000 euros a Aizoon. Preguntada sobre si su esposo le comentó la operación, Doña Cristina responde: “No, porque no hablamos de nuestros negocios en casa”.
La relación con Hacienda y con las cuestiones mercantiles fueron también objeto de repreguntas por parte del magistrado hasta el punto de decirle al juez Castro: "Señoría, yo no tengo conocimientos en temas de sociedades mercantiles, no tengo".