El amor es ciego y la Justicia también, pero el juez José Castro considera que no por ello ambas deben ir de la mano. El auto de este miércoles por el que el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca confirma la imputación de la infanta Cristina por dos delitos fiscales y uno de blanqueo pretende desactivar una a una las coartadas y argumentos esgrimidos por la defensa de la hermana del Rey para pedir la desimputación de ésta. Entre éstas se encuentra la llamada 'doctrina del amor', es decir, el supuesto desconocimiento de todas las actuaciones presuntamente irregulares de Iñaki Urdangarin por su parte motivado por la relación íntima existente entre ambos. Castro dedica un párrafo de su extenso escrito a dejar claro que no es el momento procesal para alegar "confianza, veneración o amor" como coartada para autoexculparse. El instructor del 'caso Nóos' considera que "la repercusión a efectos penales" de dichos sentimentos deberán ser valorados en el momento del juicio oral por el tribunal sentenciador.
El instructor del 'caso Nóos' considera que "la repercusión a efectos penales" de dichos sentimentos deberán ser valorados en el momento del juicio oral por el tribunal sentenciador.
La alusión a la 'coartada del amor' se produce en el punto noveno de su escrito, cuando el magistrado carga contra la actitud que la infanta Cristina tuvo durante su declaración como imputada ante él. El juez critica que entonces la hermana del Rey se escudase en "la sola negación de la evidencia, la interminable apelación a la ignorancia y a la falta de memoria o la gratuita derivación hacia terceros", en clara referencia al intento de Cristina de Borbón de autoexculparse cargando toda la responsabilidad en Iñaki Urdangarín. "Si la explicación a esta actitud residía en la confianza, veneración o amor que profesaba a su marido así como la repercusión que a efectos penales pudiera, en su caso, de ellos derivarse, es cuestión sobre la que este hasta ahora instructor no debe pronunciarse", asegura Castro, quien lanza la pelota "al parecer más autorizado de un eventual tribunal sentenciador".
"Mi marido me lo pide"
De este modo, Castro pretende desactivar, al menos momentaneamente, uno de los argumentos utilizados de manera reiterativa por la infanta durante su declaración del pasado mes de febrero ante él: su confianza ciega en él fruto del amor conyugal. En aquella comparecencia como imputada, Cristina de Borbón llegó a asegurar que entró a formar parte del accionariado de Aizoon, una de las empresas bajo sospecha, sin pedir permiso a su padre, el entonces rey Juan Carlos I, y que lo hizo "porque confiaba en él [Urdangarin], me lo sugirió y acepté". Entonces, la hermana del actual monarca arguyó que desconocía "los detalles de las sociedades y de las organizaciones, si son mercantiles o no lo son, cómo son las organizaciones".
En su declaración de febrero, la infanta Cristina aseguró que entró en el accionariado de Aizoon "porque confiaba en mi marido, me lo sugirió y acepté"
También se retrató a si misma como una mujer ajena a la actividad de la empresa familiar y que dejaba todo en manos de su esposo: “Yo confío en mi marido. Mi marido es el que lleva los temas económicos y [lo que me propuso] a mí me pareció bien. Yo nunca se lo he preguntado, ni he controlado ni he gestionado (…) Aizoon, ni sé cómo han ido las cosas. Desconozco lo que hacía Aizoon”. Incluso aseguró que “nunca” habló con su marido de sus “temas de trabajo en la intimidad”. "Yo me ocupaba de los niños, de sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás. Mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos", añadió.
Frente a esa versión, las acusaciones consideran que algunos 'emails' incorporados al sumario reflejan todo lo contrario: que ella no se limitaba a hacer pagos con los fondos supuestamente fraudulentos de Aizoon, sino que fue incluso advertida de la irregularidad de los mismos y que su marido fue consultado sobre ello. Así, en un correo electrónico del 18 de septiembre de 2009, Julita Cuquerella, la asistente personal de Iñaki Urdangarin, adviertía al duque de Palma de que “S.A.R. me ha encargado unas compras que no puedo justificar por gastos de Aizoon”. Ante esa irregularidad, proponía pasarlos por caja para realizar los pagos en efectivo, algo a lo que el marido de la infanta dio el visto bueno con la broma: “Se lo gasta en algún regalo para mí, no?????”.