La estructura B de Esquerra Republicana ha protagonizado el capítulo más mediático de la guerra en el seno de la formación. Este equipo en la sombra, dedicado a tareas de contrapropaganda y desinformación, fue el responsable del escándalo de los carteles 'fake' contra Ernest Maragall, que aseguraban que padecía alzheimer como su hermano Pasqual. Aparentemente, la B también se encargó de colgar un monigote amenazante con el rostro de Junqueras en un puente de su pueblo natal. Y pese que tanto 'Junqueristas' como 'roviristas' —las dos principales facciones enfrentadas— se han acusado mutuamente de organizar esta estructura, es ahora la candidatura del exvicepresidente catalán, Militància Decidim, la que ha asegurado que llegará hasta el final con una "comisión de la verdad" para esclarecer lo sucedido —cuyas principales sospechas recaen sobre los 'roviristas'—.
Así, a las puertas del conclave que resolverá qué candidato se hace con el cetro republicano —el favorito Junqueras o el 'rovirista' Xavier Godàs—, el primero ha prometido una comisión para arrojar luz sobre quién estaba al corriente de la B y quién tomaba las decisiones. Según 'El Periódico', que ha adelantado la noticia, los junqueritas no persiguen una "revancha política". Y para que nadie piense lo contrario, los miembros de la comisión los elegiría el Consell Nacional del partido —un órgano que no dependerá de la dirección que se haga con el mando tras el congreso del día 30—. Se trata, de esta manera, de que haya integrantes de "todas las sensibilidades".
Y es que entre los investigados se encuentran tanto 'roviristas' —Sergi Sabrià, Marc Colomer— como 'junqueristas' —Tolo Moya—. Por lo demás, los últimos han subrayado que con la creación de esta herramienta no pretenden sustituir a la Comisión de Garantías, el ógano oficial que fiscaliza el caso. La idea es que ambos equipos trabajen en paralelo. Y que, mientras la Comisión de Garantías decida las sanciones correspondientes, la "comisión de la verdad" realice conclusiones más "políticas".