España

"Yo tan sólo quería la independencia de mi cuerpo…”: la biografía que amenaza a Lluís Llach

Lluís Grande, primo del trovador, rompe su silencio en 'Vozpópuli' y cuenta que está preparando un libro sobre la etapa que vivió al lado del icono de la 'Nova Cançó'. Fue su chófer, ayudante de montaje y le acompañó en sus giras durante seis años. Una época desdichada, de la que no quiere sentirse "culpable" nunca más.   

  • El cabeza de cartel de 'Junts Pel Sí' (CDC y ERC) por la provincia de Gerona, Lluís Llach.

Nunca es tarde para alcanzar la paz interior y no sentirse nunca más “culpable”. Lluís Grande (Poboleda, 1957) ha decidido dar la cara y romper su silencio con Vozpópuli, justo cuando ultima un libro biográfico sobre su relación con su primo Lluís Llach (Gerona, 1948), el histórico cantautor que se presenta a la elecciones del 27-S como cabeza de lista de la candidatura independentista de 'Junts Pel Sí', por la circunscripción gerundense. No ha avanzado antes la obra que prepara por respeto a los tiempos electorales, pero cree que pasada la cita con las urnas de este domingo es el momento de contar su experiencia al lado del que fue icono de la ‘Nova Cançó’, con quien convivió durante seis años intensos de su carrera artística. Una obra que descubrirá oscuros episodios, hasta ahora desconocidos, de la vida del número uno por Gerona de la coalición liderada por Artur Mas.

Su padre se enamoró de la criada, con quien decidió casarse y tener un hijo. Una deshonra para la familia de terratenientes

El relato que está perfilando Lluís Grande, según narra a este diario, consta de tres partes: una primera, llamada Mis ancestros, que comprende desde 1917 hasta 1973 y donde narra sus orígenes, sus problemas familiares y cómo siguió la invitación de su primo para dejar el pueblo e irse a vivir con él a aquella espléndida Barcelona que se revolvía contra el tardofranquismo; una segunda, que abarca desde el año 1973 hasta 1981 y que da título al libro en ciernes, Yo tan sólo quería la independencia de mi cuerpo; y una tercera, desde 1981 hasta la actualidad, que denomina Los mitos también caen. En esta última parada, desmonta la idolatría hacia personajes otrora influyentes en la vida sociopolítica de Cataluña, como el expresident de la Generalitat Jordi Pujol, pero que hoy arrastran más sombras que reconocimiento.

“Todo arranca en una disputa familiar a raíz de mi nacimiento”, empieza a relatar Lluís Grande, emocionado y a la vez contrariado por aquellos hechos. Su padre y la madre de Lluís Llach, María Grande, maestra de profesión, eran hermanos en una familia de la alta burguesía catalana. Su progenitor se encargaba de la administración de las fincas. Sin embargo, los problemas familiares rompieron cuando su padre se enamoró de la criada, de origen andaluz, con quien decide casarse y tener un hijo (Lluís Grande). Aquello fue interpretado como una deshonra y un desprestigio en esta casa de terratenientes, donde el patriarca había sido Lluís Grande Evangelista, "comisario de Madrid".

Hacer las maletas y dejar atrás un hogar desestructurado era entonces el mejor camino. No sabía lo que le esperaba al lado de su primo

Así, poco antes de nacer él, continúa el entrevistado, su tía, la madre de Lluís Llach, fue a hablar con su hermano, al que no le perdonaba la “ofensa”, y le pidió que se marchara del pueblo de Porrera (Tarragona), ofreciéndole una minucia de la gran cosecha que hubo aquel año. Aquel acuerdo no funcionó. A los quince días del alumbramiento, la Guardia Civil, el alcalde y el alguacil les emplazaron a dejar el municipio, sus raíces, por las buenas o por las malas.

La pareja desterrada y el bebé se quedaron sin herencia y buscaron refugio en una localidad cercana, situada a diez kilómetros. Aquel episodio marcó para siempre al progenitor. Allí creció el protagonista de esa biografía, junto a sus dos hermanos, en el seno de una familia desestructurada por el alcoholismo del padre, hasta que alcanzó la adolescencia y empezó a trabajar en la construcción. Un día, cuando Lluís Grande tenía 16 años, quiso ir con unos amigos a un concierto de su primo en Porrera. Lluís Llach empezaba a ganar fama internacional como cantante y siempre tenía hueco para tocar en el pueblo de su madre, en el Priorato catalán (el trovador pasó su infancia en Verges, en la provincia de Gerona).

Al término de aquella actuación, el artista ofreció a su primo irse a vivir con él a Barcelona tras conocer su situación. “Me dijo que me iba a pagar los estudios, que me iba a pagar todo”, rememora Lluís Grande con entusiasmo. Era una oportunidad perfecta. Lo que más deseada, sobre todo, porque el pico y la pala no le daban para ganarse la vida y encima el ambiente en su casa se había tornado irrespirable. Su padre cayó en el alcohol y le propinaba palizas. Hacer las maletas era entonces el mejor camino. No sabía lo que le esperaba.

El 19 de mayo de 1973, Lluís Grande llegó al piso “que había sido de nuestra abuela, donde me reciben entre ocho y diez amigos de mi primo, todos estudiantes, hippies, que vivían en el piso”. “Cuando entré en la casa me dijeron que Lluís Llach estaba actuando fuera y que me esperara, que volvería en dos días”. Al regreso del cantautor, subraya, fue cuando “me explicaron cómo funcionaba aquello, que eran liberales, y me pusieron a prueba…” De lo que vino después, Lluís Grande dice haber arrastrado secuelas psicológicas durante toda su vida y en sus relaciones de pareja posteriores. Apesadumbrado, suspira que no valió la pena que su primo le pagara clases de solfeo o violonchelo o que le llevara a “restaurantes caros”. La dignidad no tiene precio.

Al llegar al piso de Lluís Llach, "me explicaron cómo funcionaba aquello, que eran liberales, y me pusieron a prueba..."

Un episodio negro en la vida del entrevistado, que se alargó seis años, el tiempo que estuvo conviviendo con el trovador y símbolo de la ‘Nova Cançó’, el padre de L'Estaca, canción emblema de la lucha contra el franquismo. En aquella época, fue su chófer, su ayudante de montaje y sonido y su inseparable acompañante de giras. Pero se siente culpable y, ahora, 40 años después, piensa dar cuenta.

¿Por qué ahora? Lluís Grande narra que tomó la decisión de sacar todo a luz hace dos años cuando, tras una cierta reconciliación con su primo, fue a verlo a su caserón de Porrera, acompañado de su hijo. Pero no les recibió. Y lo peor, en la mirada de la otra persona que los detuvo ante la puerta halló miserables reflejos de aquellos seis desdichados años de su juventud. El desencadenante fue aquel episodio y el momento es ahora, porque, según recalca, su primo Lluís Llach se presenta a las elecciones del 27-S para ser representante público, algo para lo que está “totalmente deslegitimado”, apostilla.

Sin propuesta en materia de turismo

Tampoco a lo largo de esta campaña, Lluís Llach se ha mostrado a la altura. En un debate televisado por TV3, llegó a responder que no tenía “ni idea” sobre el modelo turístico que plantea 'Junts Pel Sí' para Cataluña. Al día siguiente, dado el revuelo que había genero tal patinazo en antena, se vio obligado a pedir perdón por su desafortunada intervención. “Ayer no lo hice bien. Disculpadme. Pero, escuchando a los otros, estoy orgulloso de estar donde estoy. Continuaré haciendo lo que pueda hasta el día 27. Suerte”, escribió en su cuenta oficial de Twitter.

Aunque concurre dentro de 'Junts Pel Sí', el cantautor no oculta su sintonía con la CUP, por la que ha declarado un “amor descarado”. Si ha decidido ir en la lista de Mas es porque se ve, ha sentenciado, “más rentable”. Especialmente crítico ha sido Llach con Podemos, formación que solía cerrar sus actos con el broche de L'Estaca. Sin embargo, desde que este cantautor dejó ser un mito para Pablo Iglesias por abrazar el independentismo, ya no suenan sus acordes en los escenarios de la formación morada. Llach incluso ha invitado estos días al eurodiputado a que acuda al psicólogo para "arreglarse" sus obsesiones sexuales” con el jefe de la Generalitat. El politólogo le ha contestado: “Si quieren que le demos sexo a Mas, le vamos a dar látigo en esta campaña”.

Si este domingo gana el bloque constitucionalista, Llach ha prometido que se marchará a vivir a Senegal. Allí creó en 2010 la fundación que lleva su nombre, dedicada a dotar de material escolar y recursos educativos a los niños de la comunidad rural de Palmarin. El cantautor había viajado a este enclave en 2007, año de su abandono de los escenarios. Desde esta fecha, ha vivido con un pie en Cataluña y otro Senegal, donde ha pasado largas temporadas, incluso de seis meses. Con casa propia, asistentes como el subsahariano Mady Seck, patrono de la Fundación, y otros amigos. “Los pescadores me llaman Lis y me abrazan. Esto me emociona, me hace sentir humano”, ha manifestado. De Palmarin a Porrera (Tarragona), donde tiene su residencia-bodega, y de aquí a Palmarin. Llach y su círculo de felicidad. 

COFUNDADOR DE LA ANC

Integrante del grupo musical 'Els Setze Jutges', fue abanderado del movimiento de la 'Nova Cançó' a finales de los sesenta. Perseguido entonces por el franquismo, se instaló en París, desde donde continuó forjando su popularidad. En 1985 participó en el multitudinario concierto del Camp Nou, cantando ante más de 100.000 personas. También ha explotado su faceta de escritor con el libro “Memoria de unos ojos pintados”, que obtuvo grandes ventas en 2012. Llach es, además, uno de los fundadores de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Aunque se despidió de los escenarios tras un último concierto en Verges en el año 2007, participó en Concert per la Llibertat, organizado por Òmnium Cultural y la ANC, en junio de 2013.

 

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