Normal
0
21
false
false
false
ES
X-NONE
X-NONE
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-priority:99;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin-top:0cm;
mso-para-margin-right:0cm;
mso-para-margin-bottom:10.0pt;
mso-para-margin-left:0cm;
line-height:115%;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:11.0pt;
font-family:"Calibri","sans-serif";
mso-ascii-font-family:Calibri;
mso-ascii-theme-font:minor-latin;
mso-hansi-font-family:Calibri;
mso-hansi-theme-font:minor-latin;
mso-bidi-font-family:"Times New Roman";
mso-bidi-theme-font:minor-bidi;
mso-fareast-language:EN-US;}
Algo va mal (Taurus, 2010). Cuando murió, el historiador y pensador británico Tony Judt tenía 62 años. Llevaba dos sufriendo una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que le convirtió en cuadripléjico. Sus músculos se iban destruyendo día a día. Ese tiempo de agonía, Judt lo convirtió en tiempo para la creación, así que dictó dos libros, sus últimas lecciones: Algo va mal (Taurus, 2010) y El refugio de la memoria, (Taurus, 2011). Algo va mal está dirigido a los jóvenes. Lejos de las estridencias antisistema, Judt hace un libro serio en el cual apuesta por reformular la socialdemocracia a partir del diagnóstico de sus males, entre ellos, el vacío moral. Para muchos, es una llamada a la reflexión y al compromiso cívico. “Me dirijo a los jóvenes, dice Judt, que procuran articular sus objeciones a nuestra manera de vivir” y que como ciudadanos “tienen el deber de mirar críticamente el mundo”. Considerado por muchos un texto lúcido y valiente, retoma las ideas esenciales sobre la importancia de la democracia por encima de cualquier otro sistema. "La socialdemocracia no representa un futuro ideal, ni siquiera representa el pasado ideal. Pero entre las opciones disponibles hoy, es mejor que cualquier otra que tengamos a mano", escribió el británico en el libros que muchos consideran su testamento político.
Redentores (Debate, 2011). Otra lectura, completamente diferente, sobre el poder político y sus dobleces es la que hace el historiador mexicano Enrique Krauze en Redentores, un libro que hace las veces de una historia de las ideas políticas en América Latina desde el fin del siglo XIX hasta nuestros días, sólo que encarnadas en el voluntarismo de quienes las vivieron apasionadamente.En este volumen, Krauze combina la biografía y el análisis ideológico para hablar de las vidas e ideas de doce pensadores latinoamericanos: José Martí, José Enrique Rodó, José Vasconcelos, José Carlos Mariátegui, Octavio Paz, Eva Perón, el Che Guevara, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, el obispo Samuel Ruiz, el Subcomandante Marcos y Hugo Chávez. “Todos tuvieron a lo largo de la vida, a veces en alguna etapa nada más, la llama de la redención política. Utilizo la palabra redención en un sentido algo irónico, porque me estoy refiriendo a una transferencia de la esfera religiosa a la esfera política. No cabe duda de que muchas figuras revolucionarias del Siglo XX se sintieron redentores en la vida política, no en cuanto a la salvación de las almas, sino la salvación en este mundo", comentó el autor en ocasión de este libro. Sobre el poder político, Krauze ha escrito y mucho. Tiene con qué, pues ha estado muy cerca de aquello de lo que habla.
El peso del pesimismo. Del 98 al desencanto (Marcial Pons, 2010).Este libro de Rafael Núñez Florencio es, a su manera, una taxonomía del pesimismo. El subtítulo que le acompaña así lo explica, pues en sus páginas se traza un recorrido por la historia de las ideas y la tendencia hacia el negativismo por parte de los autores españoles desde la década de 1890 hasta el presente. En el análisis que hace Núñez Florencio, el lector se enfrenta a la pregunta: ¿encierra esa aversión por lo propio algo de soberbia? Dedica el autor capítulos a temas y autores específicos, por ejemplo, la abulia en Pío Baroja; el esperpento de la Guerra e incluso, el influjo pesimista con el que el Quijote ha reflejado el lado más sombrío de España. El volumen se cierra con una caracterización del desencanto que siguió a la Transición y el interrogante sobre la normalidad que representa la situación actual, que el autor resume en esta frase conclusiva «Lejos de todo tono dogmático, baste convenir simplemente que el pesimismo en todas sus formas ha sido una constante que ha marcado decisivamente la realidad española del siglo xx».
Anatomía de un instante (Debate, 2009). Criticado por muchos pero leído por muchos otros más, este libro de Javier Cercas reconstruye -o intenta reconstruir- los hechos del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. ¿Novela? ¿Crónica? ¿Ensayo? ¿Reportaje? A Cercas jamás le interesó separar un género de otro para escribir este libro, que se convirtió, además, en el libro del año cuando, en 2009, fue reconocido por los principales suplementos literarios españoles. Anatomía de un instante parte de ese momento en que, tras el tiroteo del Congreso, tres personajes se mantienen en su asiento, a diferencia del resto que corrió a guarecerse. La clave y la tensión del relato gira en torno a ese hecho y sobre la pregunta de por qué Santiago Carrillo, Adolfo Suárez y el general Gutiérrez Mellado no se echaron al suelo ese día. Ésa es la percha sobre la cual cercas confecciona un traje histórico de la España política de esos años. También en una línea política, más bien histórica, destaca la que podría ser sin duda la mejor novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, un libro que narra la vida de un intelectual de derechas, Sánchez Mazas, que sobrevive durante la guerra gracias a un soldado republicano. La búsqueda de ese personaje, años después, es el motor y sentido de la historia.