Fomento tiene otros planes para Renfe además de la liberalización, si es que ésta llega. La titular del ramo, Ana Pastor, repite allí por donde va que el por ahora único operador ferroviario nacional necesita “racionalizar” sus costes. Fuertemente subvencionada, hasta abril de este año Renfe Operadora perdía 80 millones de euros, una tendencia que va in crescendo y que la ministra quiere revertir cuanto antes cerrando líneas deficitarias.
Renfe opera en varios trayectos debido a las Obligaciones de Servicio Público que tocan a varios de los itinerarios ofertados la compañía. Son varias decenas y todos reciben subvenciones estatales. Pero esas partidas contribuyen a engordar tanto la deuda de la Administración Central como la de la propia Renfe (unos 5.000 millones de euros, aproximadamente). Así que Fomento persigue reducir el elevado coste que tiene poner en marcha un vagón, sumado a la bajísima ocupación de algunas líneas. ¿Cómo? Sustituyendo el servicio ferroviario mediante la cesión de ese trayecto a las compañías de transporte por carretera. En otras palabras, cambiar el tren por el autobús.
El Gobierno, pues, se replantea cuáles son las obligaciones de servicio público, una iniciativa que han comentado a Vozpópuli varios miembros de Fomento, pero que también ha sugerido el Secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras, Rafael Catalá, durante una comparecencia en el Senado. La idea es la comidilla central en el sector del transporte, y ha puesto en guardia a grandes empresas como Alsa, el Grupo Avanza -primer operador privado de transporte público urbano en España-, la multinacional Arriva (propiedad de Deutsche Bahn) o la compañía gallega Monbus, que viene pisando fuerte. Todas ellas también pujan por un pedazo de pastel en caso de que se produzca la liberalización ferroviaria. Pero todas ellas, además, transportan viajeros por carretera, lo que les da un plus si Renfe deja de cubrir algunos trayectos.
Hay líneas que pueden tener los días contados. O recorridos, ya que la supresión se plasmará de distintas maneras: bien pueden suprimirse varios servicios de una línea y mantenerse otros, bien puede cerrarse la línea entera. Aparte de la cacareada intención de suprimir los trenes-hotel –ciertamente, bastante costosos para el Estado y para el usuario-, hay trayectos con una ocupación menguante, caso de Valencia-Utiel, Cercedilla-Cotos (Madrid), Santander-Reinosa, Miraflores-Casetas (Zaragoza), Oviedo-El Entrego… y así hasta varias decenas más. Se habla también de varios trayectos en Galicia o de algunos trenes de la línea Madrid-Burgos, por citar algunos ejemplos.
En cualquier caso, todo apunta a que la supresión de servicios se centrará en la Media Distancia (Avant, Regional Exprés, Intercity...). Los trenes de ámbito regional –abarcados por la Media Distancia- registraron en 2011 pérdidas de 175 millones de euros. Pastor cree que esas distancias pueden ser salvadas por el autobús, porque suponen menos coste para las arcas públicas. Miles de usuarios de tren pueden dejar de serlo dentro de poco tiempo.